Extrema volatilidad y mucho ajetreo en los mercados tras la batería de medidas que ha anunciado el BCE
Mario Draghi no espera una recesión, pero si una desaceleración prolongada de la actividad
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El Banco Central Europeo ha puesto sobre la mesa una amplia batería de medidas de estímulo económico, pero en todas se ha quedado por debajo de las expectativas de los inversores. Ha dejado el precio oficial del dinero sin cambios en el cero por ciento, mientras ha rebajado la facilidad de depósito, que profundiza en negativo, desde el menos 0,4 hasta el menos 0,5 por ciento. Los mercados esperaban un recorte mayor, de hasta el menos 0,60 por ciento. Es la penalización a la que deben hacer frente los bancos por dejar aparcados sus excedentes de liquidez en el BCE. La autoridad monetaria ha tirado la piedra y ha escondido la mano. Suavizará el impacto de esta medida sobre las cuentas de las entidades financieras (escalonará su aplicación) y paralelamente ampliará el plazo de amortización de sus inyecciones de liquidez de dos a res años.
Además ha anunciado un nuevo programa de compra de bonos por 20.000 millones de euros al mes a partir de noviembre. Los mercados apostaban por una cifra superior, de al menos 30.000 millones mensuales. El BCE mantendrá estas medidas el tiempo que sea necesario. La autoridad monetaria europea ha dejado claro que mantendrá el precio del dinero en cero, o incluso más bajo (en negativo) si es necesario, hasta que la inflación se acerque a su objetivo, que es el 2 por ciento. Actualmente el IPC se sitúa en la zona euro justo en la mitad, en el 1 por ciento. El próximo dato de inflación se conocerá el día 18.
Los datos insisten en dibujar un panorama sombrío. De hecho, el BCE ha rebajado sus previsiones de crecimiento para la eurozona en una décima en este año, hasta el 1,1 por ciento. Para 2020 reduce sus estimaciones del 1,4 al 1,2 por ciento. Mantiene la previsión de crecimiento el 1,4 en 20121. Mario Draghi no espera una recesión, pero si una desaceleración prolongada de la actividad. Además, hoy se ha conocido que la producción industrial en Alemania se ha contraído un 2 por ciento en julio en tasa interanual. Es una cifra peor de la que esperaba el mercado. Por su parte, los analistas del instituto económico alemán IFO creen que el país puede entrar en crecimiento negativo. Esperan un PIB del menos 0,1 por ciento en el terrer trimestre. Este prestigioso organismo ha rebajado su estimación para el conjunto de 2019 en una décima, hasta el 0,5 por ciento. Para el año próximo pronostica un aumento del 1,2 por ciento en la economía alemana, frente al 1,7 de la estimación anterior.
Por su parte, los expertos del banco estadounidense JP Morgan consideran posible una recesión o al menos un severo enfriamiento económico en 2020 en Estados Unidos. Creen que la expansión se mantendrá este año, pero consideran que los riesgos aumentarán en el ejercicio venidero.
Tras un día de mucho ajetreo, el índice Ibex 35 ha cerrado en positivo. Ha subido un 0,25 por ciento, hasta 9.082 puntos. Las acciones de los bancos han reaccionado también con aspavientos y sin rumbo definido. Al final han subido Santander, BBVA y Bankinter, pero han bajado Bankia, Sabadell y Caixabank.
En el mercado de divisas, el euro ha respondido con un pequeño paso atrás después de conocerse las medidas del BCE. Pero pronto se ha recuperado. Esta tarde se cambia por 1,1045 dólares. En el mercado de deuda ha entrado dinero claro, lo que ha hecho subir los precios y bajar las rentabilidades. El rendimiento de los bonos españoles a diez años ha pasado en un santiamén del 0,24 al 0,14 por ciento. La deuda pública toma nota de que pasará mucho tiempo antes de que haya una subida de tipos en Europa.
Además del BCE, los mercados han tenido que digerir el dato de IPC de Estados Unidos. La inflación ha subido una décima en agosto en aquél país, con una tasa internual del 1,7 por ciento. La lectura anterior era de 1,8. La Reserva Federal tomará en cuenta este dato en su reunión del próximo día 18.