Los inversores vuelven hoy sus ojos hacia las cifras de empleo de Estados Unidos
El índice Ibex 35 arranca el día con alza de un 0,25 por ciento, hasta 9.615 puntos
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Los mercados de medio se han instalado en las últimas horas en el “chill out”. Un poquito de calma, para variar, aunque sea calma tensa y expectante. Los inversores respiran mucho más tranquilos gracias a la menor tensión en el Golfo Pérsico. De hecho, las Bolsas de Estados Unidos cerraron ayer con nuevos máximos históricos. El propio presidente Trump ha “presumido” vía twitter de esos récords, mientras el asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, ha remachado el clavo al asegurar que el índice Dow Jones subirá todavía más este año y alcanzará los 32.000 puntos. Ayer cerró rozando los 29.000. El Nasdaq ha rebasado ya los 9.200 mientras el S&P 500 ha puesto proa a los 3.300. En Europa, el índice DAX de la Bolsa de Francfort se acerca a niveles nunca antes vistos.
Hoy los mercados esperan con mucha atención los datos de paro de Estados Unidos. Se espera que la tasa se mantenga en el 3,5 por ciento, mínimo histórico. Los analistas creen que la economía estadounidense creó el mes pasado en torno a 165.000 empleos no agrícolas, unos 100.000 menos que el mes pasado.
Dentro de casa, acaba de conocerse que la producción industrial se ha contraído en España medio punto en noviembre, después de un par de meses con crecimiento. No es una señal demasiado tranquilizadora. El índice Ibex 35 arranca el día con alza de un 0,25 por ciento, hasta 9.615 puntos. La semana en su conjunto, a falta del cierre de hoy, muestra una ligera pérdida.
Los bancos domésticos, -que ayer sufrieron una paliza en Bolsa-, hoy siguen castigados. Bankia (participada por el Estado) ha perdido en pocos días un 6 por ciento de su valor. Las entidades financieras más centradas en el mercado interior (y las compañías eléctricas y las inmobiliarias dedicadas al alquiler) son las que más pueden verse perjudicadas por las medidas que propone el nuevo gobierno y que, entre otras cosas, quiere aumentar la presión fiscal a la sociedades y controlar los precios de la energía, al tiempo que pretende incrementar los costes laborales.
En el mercado de materias primas el precio del petróleo se estabiliza en torno a los 65 dólares. Hace un par de días superaba limpiamente los 70. No se ha estrangulado la producción de crudo en el Golfo Pérsico, así que el mercado se relaja. Por su parte, el oro ha pasado con rapidez de 1.600 a 1.550 dólares por onza, un precio en el que también busca estabilidad. Los analistas de Morgan Stanley creen que el precio del metal amarillo bajará este año hasta los 1.500 dólares y que en 2021 seguirá descendiendo hasta la zona de los 1.460.
Ahora los inversores vuelven a mirar hacia el comercio internacional. Una delegación de alto nivel de China viajará a Washington la semana que viene para firmar el día 15 la primera fase de los acuerdos arancelarios con Estados Unidos. Se espera que la segunda fase de las negociaciones comience de inmediato.
Así las cosas, los mercados buscan algunas pistas de lo que pueda pasar en la Bolsa en este año. Son muchas las recomendaciones de los analistas para el ejercicio que comienza. Hay división de opiniones. Los expertos de JP Morgan aconsejan invertir en acciones en el año 2020, en especial en bancos japoneses y acciones alemanas, mientras recomiendan infraponderar la cartera en bonos y oro. Consideran que los riesgos cíclicos y políticos se reducirán a lo largo el año que comienza. Recuerdan que hoy en día el efectivo y los bonos rinden menos que las acciones. Es un dato.
Bank of America Merrill Lynch espera una primera mitad de año complicada para el mercado bursátil, ya que las “mediocres ganancias corporativas no pueden justificar unos índices estadounidenses en máximos históricos”. Creen que el mercado alcista está dando muestras de cansancio. En esta línea, algunos otros analistas esperan que las cosas se compliquen en las Bolsas a partir de la primavera. Por ejemplo, Wells Fargo Investment Institute cree que será un año complejo. Los bajos tipos de interés y la demanda interna ayudan a las Bolsas mundiales, pero la incertidumbre geopolítica y la desaceleración del crecimiento global juega en contra de los mercados.