Los números rojos vuelven a la Bolsa, con los inversores pendientes del sector inmobiliario de China

El índice Ibex 35 abre en 8.640 puntos, con una caída del 1,4 por ciento

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Una vez superado el múltiple vencimiento de opciones y futuros del viernes, los inversores vuelven a poner sus dudas y sus recelos sobre la mesa. Uno de ellos es el temor a algo parecido a un colapso en el mercado inmobiliario de China tras el deterioro del gigante del sector Evergrande. Esta promotora, la segunda más grande del país, soporta pasivos por dos billones de yuanes, que equivalen a más de 300.000 millones de dólares. Esa cifra supone cerca de un 2 por ciento el PIB de China, lo que no es moco de pavo. Un tercio de la economía del país descansa en el sector inmobiliario. Falta por saber si las autoridades de Pequín rescatan a Evergrande o si la dejan caer, con el consiguiente efecto de bola de nieve sobre otros sectores, en especial el financiero.

Otro de los motivos de duda y zozobra se encuentra en los síntomas de enfriamiento de la recuperación de la economía en algunos grandes países, mientras la inflación se mantiene elevada. Es el fantasma de la llamada “estanflación” (menor crecimiento con inflación elevada) a la que los analistas temen como a un nublado. En la zona euro el IPC se ha disparado hasta el 3,3 por ciento, mientras en Estados Unidos alcanza el 5,3 por ciento.

El índice Ibex 35 abre en 8.640 puntos, con una caída del 1,4 por ciento. Entre los grandes valores sólo suben IAG y PhamaMar tras las primeras operaciones. El resto del mercado, en negativo, en especial las acereras, los bancos, Repsol y las eléctricas.

Hoy tienen efecto los cambios en el índice DAX de la Bolsa de Fráncfort. El número de componentes de este indicador aumenta de 30 a 40 empresas. Llegan importantes compañías como Porsche, Airbus, Puma o Zalando. Hoy, además, las acciones del BBVA volverán al índice paneuropeo EuroStoxx 600. La central de reservas Amadeus abandona este índice.

La cita más relevante de la semana es, sin duda, la reunión de la Reserva Federal de Estados Unidos. Sus decisiones se conocerán el miércoles. Se da por hecho que mejorará sus previsiones de crecimiento. El Federal Open Market Committee, (FOMC o comité de mercado abierto, es el organismo que dirige la política monetaria en aquél país) tendrá que valorar el último dato conocido de inflación. Se ha suavizado del 5,4 al 5,3 por ciento. Sigue siendo un dato disparatado, pero puede bastar para reafirmar a la Reserva en su idea de que la subida de los precios es transitoria. Se espera por tanto que la Fed se refuerce en su estrategia de comenzar a reducir sus compras de bonos antes de que acabe el año, pero de forma lenta y progresiva. Los mercados creen que tardará en pensar siquiera en comenzar a elevar el precio del dinero.

Ese mismo día, el miércoles, se reúne el consejo del Banco de Japón, también el Banco de Inglaterra, y en la zona euro se espera el índice que mide la confianza de los consumidores. Una referencia importante en momentos como éstos, en los que la recuperación económica comienza a perder algo de fuelle. El jueves llegará toda una batería de indicadores de actividad, tanto en Europa como en Estados Unidos. Se conocerán los índices PMI referidos al sector industrial y al de servicios. Dentro de casa, se publicará el dato de PIB del segundo trimestre. El Banco de Inglaterra reunirá a su consejo. Quizá haya algunas novedades.

Finalmente el viernes verán la luz algunas referencias de cierto peso, como el índice IFO de confianza empresarial en Alemania y las ventas de casas nuevas en EEUU. El domingo, día 26, los mercados volverán sus ojos hacia las elecciones que se celebran en Alemania. Los inversores contienen el aliento a la espera de conocer qué coalición tomará las riendas del país, una vez que Angela Merkel ha decidido abandonar la política. Falta por saber si su sucesor es capaz de revitalizar la economía tanto como la hecho la canciller saliente y, sobre todo, si mantiene la ortodoxia económica y su férreo compromiso con Europa. Los más pesimistas temen que la nueva coalición (¿de izquierdas más los verdes?) relaje la tradicional austeridad económica de Alemania si se deja llevar por los cantos de sirena del aumento del gasto público y de incremento del déficit.

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