Esta es la manera en la que te puedes autodespedir de tu trabajo sin perder el derecho a paro o a una indemnización
Para tomar la decisión de dejar un trabajo, tenemos que tener en cuenta muchos factores y, de entre ellos, destaca el económico
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Con el cambio de año, muchas personas aprovechan para reflexionar acerca de su vida y el punto en el que se encuentra. Además de analizar aspectos como nuestras relaciones personales, un punto clave al que le solemos dar vueltas es el que tiene que ver con nuestro trabajo.
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En muchas ocasiones, no terminamos teniendo el trabajo de nuestros sueños, no ya solo porque nos dedicamos a algo que no es lo que deseamos, sino que también influyen tanto las condiciones como el ambiente laboral.
Sin embargo, y a pesar de que más de uno fantasea a diario con la idea de dejar su trabajo, finalmente se suele imponer un criterio por encima de todos los demás: necesitamos el dinero y no nos podemos permitir irnos.
Según la normativa española, si somos nosotros mismos los que decidimos abandonar el trabajo, estamos rechazando la posibilidad de recibir cualquier tipo de indemnización, así como el acceso a la prestación por desempleo.
Por otra parte, hay una manera de que dejemos el trabajo y aun así, podamos mantener el derecho a cobrar el paro y recibir una indemnización. Esta posibilidad la contempla la ley en lo que se conoce como 'autodespido'.
Podemos recurrir a esto cuando se demuestre que la empresa ha vulnerado gravemente las condiciones del contrato. De esta manera, los derechos del trabajador se imponen y se asemeja a un despido improcedente, siendo este motivo por el que recibir una indemnización, en función de lo que haya ocurrido.
¿Cómo sé si puedo solicitarlo?
Hay cuatro supuestos en los que vamos a poder utilizar este 'autodespido':
1. Un traslado laboral injustificado. Con esto se refiere a cuando hay un traslado forzoso a un centro de trabajo en otra ubicación que supongan cambios importantes en la vida del empleado.
La empresa, por su parte, tiene que notificar este traslado, por lo menos, con 30 días de antelación y garantizando siempre unas condiciones razonables para el trabajador.
En el caso de que no se cumpla esto, podríamos solicitar el despido con una indemnización de 20 días por año trabajado, hasta un máximo de 12 mensualidades.
2. La modificación sustancial de las condiciones laborales. Si hay cambios importantes en estas sin que haya una justificación adecuada, podríamos reclamar una indemnización de hasta nueve meses.
En estas modificaciones que mencionamos se incluyen las que afectan al horario de trabajo, como que nos cambien del turno de lunes a viernes al de fin de semana; o que nos reduzcan el salario sin motivo válido.
3. Que no nos paguen. Si la empresa se pasa tres meses sin darnos nuestro sueldo o nos pagan de manera irregular más allá del día 10 de cada mes, también podemos solicitar el autodespido.
4. En casos de acoso laboral y condiciones insostenibles. Hay situaciones graves que no se pueden tolerar y que comprometen la salud física y mental del empleado y, por tanto, nos daría derecho a aplicar el 'autodespido'. En este caso, la indemnización es la de un despido improcedente.
Es importa recordar que fuera de estas opciones, cualquier intento de abandonar el trabajo va a suponer no recibir ningún tipo de indemnización y no poder cobrar las prestaciones por desempleo.