La montaña rusa de los precios belgas a la hora de sentarse en mesa ajena

Los datos oficiales publicados por Eurostat sitúan a Bélgica en el primer lugar de la clasificación: el país registró un déficit presupuestario del 5,1% de su producto interior bruto (PIB) en el tercer trimestre de 2022. Es decir, el mayor déficit registrado en ese momento por cualquier país de la zona euro, donde la media fue del 3,3% del PIB.

Eso, en la calle, pocos saben traducirlo. Pero lo conjugan exactamente igual en todas y cada una de las cafeterías de Bruselas: unas han repercutido las subidas en el consumidor; otras, han aguantado hasta ahora, pero están ya a punto de hacerlo. El resultado más elocuente es el precio del café, que ya cuesta de media un euro más que el año pasado.

A la hora de desayunar, el belga ha intentado mantener la rutina, pero reduciendo el número de días en que se lo toma fuera de casa. Así lo atestiguan en el centro de Bruselas las cafeterías de barrio y los establecimientos gourmet. Todos los camareros coinciden en que las ventas han bajado y el “cliente diario” está en peligro de extinción. Los dueños son más drásticos en sus valoraciones: se avecinan tiempos duros y cierres lacrimógenos, a menos que el ciudadano esté dispuesto a pagar más por su taza de café, cuál fumador que asume su dosis de impuestos periódica.

El último en caer, el que mencionan más en el sector, es “La Fleur en Papier Doré”, uno de los cafés más antiguos de Bruselas, donde a mediados del siglo pasado se sentaba René Magritte y años después Jean Dubuffet o Jacques Brel. Estaba en todas las guías, con sus lámparas y sus cuadros. Era un espacio protegido y un referente para bohemios y escritores. Pero en agosto pasado tuvo que rendirse. Los propietarios habían superado la pandemia pero no las consecuencias de la guerra.

Hoy, el precio del café es un paradigma. Lo siguiente, aseguran en varios establecimientos a COPE, será el del menú diario. También la indexación automática del salario de los empleados --el alza obligatoria de los sueldos que entró en vigor el 1 de enero de este año-- se está trasladando a la carta de los restaurantes. La Comisión Europea ya había advertido de que Bélgica tendría el mayor déficit de la eurozona en los próximos dos años (2023-2024). Ahora lo dicen también las pizarras.