El rearme de Europa: una oportunidad para España en un contexto de fragmentación de la industria europea
Este desafío coge a España a la cola de la OTAN en gasto de inversión en Defensa

Pedro Sánchez y Úrsula Von Der Leyen
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Hoy arranca la cumbre europea para debatir el Libro Blanco sobre Defensa que ha presentado esta semana la Comisión Europea. Los 27 Estados miembro tendrán que fijar posiciones sobre un texto que plantea las líneas maestras para el rearme europeo. En 2024 el bloque comunitario invirtió 326.000 millones de euros en defensa y como poco se aspira a 500.000 mil millones para poder solventar las carencias más inmediatas.
La Comisión ha puesto precio al rearme, la presidenta Von der Leyen ha fijado en 800.000 mil millones la cantidad a movilizar en los próximos años dando más margen a los Estados para endeudarse y activando 150.000 millones de euros en préstamos que podrán usarse para compras conjuntas de armamento, pero siempre que los equipos sean al menos en un 65% de procedencia europea. El objetivo es crear un mercado único de Defensa para poder competir con China y EEUU que son a su vez los principales proveedores de material militar a Europa, concentrando el 80% de las compras europeas en el exterior.
Este desafío coge a España a la cola de la OTAN en gasto de inversión en defensa. El compromiso con la Alianza Atlántica es llegar del 1,28% actual al 2% del PIB en 2029, eso supone, pasar de casi 22.000 millones a 32.000 millones de euros en 5 años. De momento no está claro cómo se va a financiar ese incremento del gasto, aunque las opciones que baraja el gobierno son esos créditos europeos, mover partidas de otros ministerios o tirar del sobrante de los fondos europeos.
En este contexto de rearme europeo surge una pregunta: ¿cómo está posicionada España ante este reto? ¿Puede ser el inminente aumento del gasto europeo en defensa una oportunidad para nuestra economía? La respuesta es que sí, pero con matices. Y es que dos tercios de la producción española en defensa se hace con capital extranjero como explica Antonio Fonfría, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense y experto en Economía de Defensa quien asegura que " no somos un caso aislado en la UE, pero esto puede complicar las cosas porque una buena parte de esa financiación que ofrece Bruselas puede ir fuera de España y de la Unión Europea en términos generales" En la misma línea, Judith Arnal, investigadora principal para Asuntos Económicos en el Real Instituto Elcano señala que "si seguimos con un enfoque individualizado todo dependerá de cuánto aumente el gasto público en defensa por parte de España otra cosa sería si se consigue acordar una compra conjunta de material". Y es que los expertos ponen el foco en la gran fragmentación de la industria europea de defensa, incluida la española, que se corresponde también con una demanda muy fragmentada y esto lastra la competitividad y la reducción de costes porque no pueden beneficiarse de una economía a escala como sí hacen las empresas norteamericanas del sector.
Otro reto: reducir nuestra dependencia del exterior en materias primas necesarias para la industria. Son metales y tierras raras que Europa importa fundamentalmente de China y países africanos y en ese sentido la investigadora del Real Instituto Elcano Judith Arnal señala que el tratado de libre comercio Mercosur puede ser una oportunidad por las buenas reservas de litio de países como Chile o Argentina. Ambos expertos también señalan que aunque España esté a la cola en defensa de la OTAN, nuestro país invierte bien y de manera eficiente, siendo el sexto miembro de la OTAN con mayor presencia militar. ¿Y en qué somos punteros? El experto Fonfría responde: "en fragatas, tecnología de nicho que van dentro de las plataformas de un barco, de un avión o de un carro de combate y estamos adentrándonos con fuerza en el mundo de los satélites".
España es el cuarto productor de sistemas de defensa y seguridad en la UE y el octavo en el mundo. El 60% de la facturación de las empresas españolas en esta área proviene de la exportación. Por cada euro de los presupuestos destinado a defensa se obtienen 2,3 euros en generación de valor (empleo, actividad, consumo o impuestos) además de que la tecnología militar es en muchos casos de naturaleza dual y se puede utilizar en el ámbito civil como es el caso de la Inteligencia Artificial o los microchips.