El riesgo de los tipos de interés negativos
Incentivan el endeudamiento y castigan el ahorro. Europa se japoniza.
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Hace unos meses se daba por hecho que el Banco Central Europeo empezaría a normalizar este año la política monetaria de la zona pero la situación ha cambiado por completo en las últimas semanas. No solo retrasa cualquier subida de los tipos de interés hasta mediados de 2020 sino que el organismo prepara ya el terreno para bajarlos más -es decir los dejaría ya en tasas negativas- y para reactivar el programa de compra de bonos. Su presidente, Mario Draghi, lo dejó caer el pasado 6 de junio y esta semana ha dado un paso más en Sintra. El objetivo es hacer frente al frenazo de la economía y elevar el nivel de inflación que sigue lejos del objetivo del 2%. Sin duda los factores geopolíticos -Brexit, guerra comercial, la tendencia al proteccionismo- están pasando factura aunque de momento no lo notemos tanto en España, que capea mejor el temporal que nuestros socios. Siempre vamos a contracorriente.
Consecuencias
Lo que busca el BCE con los tipos negativos es que se mueva más el dinero, que pueda llegar a los particulares y empresas, a la llamada economía real. Es una medida que le viene bien al que tiene una hipoteca, a países con una deuda elevada como España. Basta ver cómo han reaccionado los bonos que están en mínimos históricos. Sin embargo el problema es que al final esto incentiva más a que uno se endeude y castiga el ahorro. Lo que afirma el sector financiero es que si no presta más es porque no hay demanda solvente.
Avanzar por el camino de los tipos de interés negativos es peligroso. Países como Suecia, Dinamarca, Suiza o Japón lo han experimentado en los últimos años sin mucho éxito. El caso de Japón es paradigmático. Lleva décadas con una política ultraexpansiva y no termina de dar los frutos esperados. Aquí empezamos a sufrir un problema parecido. El BCE ha inyectado más de 2 billones de euros en la economía europea. Es cierto que han servido para salir de la recesión pero se ve que el motor no da para mucho más. El crecimiento del PIB sigue siendo raquítico, la inflación continúa baja, el sector financiero se mantiene débil, con el riesgo que supone además el envejecimiento de la población. Draghi, ya de despedida, se agarra a los nuevos estímulos pero da la impresión de que tendrán un efecto limitado. No son pocos los expertos que creen que pueden ser el origen de muchos males económicos. El tiempo lo dirá.
Malestar en la banca
La banca se resigna ante la nueva hoja de ruta que prepara el Banco Central Europeo y que alargará su travesía en el desierto. En las últimas horas varias entidades financieras, el propio presidente de AEB José María Roldán, han mostrado su malestar por el impacto que tendrán los tipos negativos en el negocio, en su rentabilidad aunque han dejado claro que no cobrarán al cliente por sus depósitos. El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, les ha venido a decir que no se quejen tanto. Durante su intervención de los cursos de la APIE en Santander, Guindos le ha dicho al sector que los tipos bajos no son su problema. Es más le ha recordado que han tenido un “impacto positivo” porque ha generado una situación de recuperación económica que les ha permitido dar más crédito y reducir los préstamos dudosos. El exministro de Economía les ha apremiado a que reduzcan costes, a que aumenten su eficiencia y a seguir avanzando en el proceso de consolidación, es decir ha reclamado nuevas fusiones.