San Valentín: La cifra que debes aportar a la cuenta conjunta con tu pareja para no arruinar tu relación

La fecha más romántica del año ya está aquí. San Valentín pasa para muchos desapercibido, pero para otros es un día para cuidar a su pareja, fortalecer su relación y como no, también comprar regalos.

Y es que precisamente San Valentín es una fecha que mueve mucho dinero porque aunque parezca peregrino, la relación del amor con la economía se impone desde varios frentes.

Efecto San Valentín

Por un lado, conocemos el efecto San Valentín, un fenómeno económico llamado así popularmente que ocurre cuando la demanda de determinados productos se dispara coincidiendo precisamente con este día, lo que impulsa sus precios al alza.

Este efecto puede tener un impacto significativo sobre todo en determinados sectores. Flores, bombones, perfumes, restaurantes... son algunos de los productos y servicios más demandados en este día dedicado al amor.

Dinero y amor

Pero la relación entre dinero y amor también puede llegar a ser espinosa y en algunos casos puede poner en la picota la relación con nuestra pareja.

De hecho una de las principales razones por las que la gente se divorcia en España, son las dificultades económicas, según recoge AEAFA, la Asociación Española de Abogados de Familia. “Hacen cierto el dicho de que cuando el dinero sale por la puerta, el amor salta por la ventana”, recuerda el vocal de esta asociación, Álvaro Iraizoz.

Y es que el dinero per se puede generar tensiones, conflictos y desacuerdos y afectar negativamente a nuestra relación.

El dinero no debe ser un tema tabú

Los expertos coinciden en la necesidad de no ignorar los temas económicos y abordarlos en pareja desde cualquiera de sus perspectivas. La falta de comunicación sobre cuestiones financieras, como los ingresos, los gastos, las deudas o los objetivos financieros, pueden llegar a generar desconfianza, resentimiento y conflictos financieros en la relación.

En este sentido, el portal HelpmyCash, plantea cinco preguntas de base que debe cuestionarse cualquier pareja si quiere evitar tensiones futuras: "¿Cómo vais a gestionar los gastos en pareja? ¿Cuánto dinero va a aportar cada uno cada mes?, ¿queréis ahorrar para lograr algún objetivo común? y si ¿alguno de los dos tiene alguna deuda que pueda afectar a la economía doméstica?".

Gastar más de lo que la pareja se puede permitir, puede abrir otro frente en la relación, sobre todo si se trata de gastos importantes y lo hacemos sin consultar con nuestra pareja. Por supuesto jamás deberemos de ocultar a la otra persona información financiera.

Fondo de emergencias

Es importante crear un fondo que nos permita tener un colchón para afrontar cualquier emergencia, ya sea por una avería en casa, tratamientos dentales de los hijos o una enfermedad... Tenerlo para afrontar estos gastos inesperados, suavizará y quitará una preocupación extra al problema que se nos plantee.

Eso no quita para que podamos abrir una cuenta norma conjunta donde se centralicen los gastos comunes, para no tener que estar continuamente echando cuentas de lo que debemos al otro y donde podamos ahorrar para proyectos comunes que puedan fortalecer la pareja, ya sea la compra de un coche o realizar ese viaje soñado.

Lo ideal es que cada miembro de la pareja transfiera a principios de mes la cantidad acordada a este fondo común.

¿Cuánto dinero debería aportar cada uno a este ahorro?

Otro de los principales hándicap financieros es la cantidad que cada miembro de la pareja debe de aportar a las cuentas conjuntas. Hacerlo de forma desigual, puede ser foco de tensiones.

Lo ideal es que cada uno contribuya con lo mismo al ahorro conjunto. Una regla de oro: la igualdad es directamente proporcional a la ausencia de conflictos.

Sin embargo la realidad suele ser que los miembros de la pareja no ganan lo mismo, con lo que el que menos gana saldría peor parado, al ver restada su capacidad de ahorro.

Por eso otra opción es ahorrar en este fondo de manera proporcional a los ingresos de cada cual. En este sentido, HelpmyCash plantea seguir la regla 50/30/20, para manejar las finanzas conjuntas, es decir, que el 20% de los ingresos se destinen al ahorro. De esta manera, cada uno podría ahorrar el 20% de lo que gane.

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