Vivir en una mercería: el boom de las viviendas en locales

Apartamentos más baratos, más modernos, y una alternativa en un mercado de la vivienda exhausto. Hay poca oferta y la existente parece inalcanzable para muchos bolsillos. La petición de hipotecas ha caído en agosto más de un 20% en comparación con el mismo mes del año pasado, con un euríbor por encima del 4% y unos precios que no han corregido todavía el efecto de los tipos de interés y siguen subiendo. Y los alquileres se han encarecido un 9,5% en sólo un año, en ciudades como Alicante, Valencia o Málaga un 20%, y hay hogares que ya destinan más del 40% de sus ingresos a pagar el piso, ya sea en propiedad o alquiler.

De local deteriorado a apartamento rentable

La caída de la renta disponible de las familias se ha encontrado gratamente con el cierre de muchos locales, negocios que han tenido de cesar en su actividad al no poder superar las complicaciones económicas derivadas de la pandemia. Zonas que no son comerciales por excelencia ofrecen una creciente solución habitacional muy provechosa para todos. Los propietarios de estos espacios tienen rentabilidad cero, muchos gastos, y pasan a tener beneficios tanto si lo venden como si lo reacondicionan, el alquiler de un local es inferior al de una vivienda. De los beneficios participan además los edificios que se ven renovados por la actualización de las estructuras de sus bajos en lugar del deterioro de los locales en desuso.

Los nuevos apartamentos

Y son estos barrios en los que proliferan los nuevos apartamentos. “En las grandes ciudades el número de pequeños comercios en zonas residenciales se está viendo muy mermado, se quedan muchos locales libres, en estas zonas se está convirtiendo en una tendencia muy habitual transformarlos en viviendas” es la experiencia que cuenta a COPE la arquitecta María San José de MV Arquitectura. Se convierten en pisos bajos con un diseño de Loft, muy atractivo y abierto para dar sensación de amplitud y luminosidad.

Requisitos legales

Hay hasta 3 normativas para adecuar un bajo comercial en vivienda: cumplir las normas de habitabilidad, normas urbanísticas de cada ayuntamiento y el código técnico de edificación.

Por ejemplo, en Madrid deben tener más de 40 metros, pero hay unos requisitos generales. “Deben de estar sobre la rasante de la calle, altura mínima entre 2,50 y 2,60, y tener frente de fachada entre 3 y 5 metros”. Se regula también la salida de humos y la ventilación.

Hay que añadir los trámites burocráticos, “son imprescindibles las licencias de cambio de uso y de obras, que los técnicos realicemos la dirección de obra, -dice María-, una declaración responsable de ocupación y una visita de los servicios técnicos municipales”.

¿Cuánto cuesta?

Depende de cómo y con quien se realice, pero oscila para un local de 40 m útiles, alrededor de 4.000 euros incluyendo el proceso, proyecto, papeleo y dirección de obra. La remodelación en sí asciende a entre 20.000 y 30.000 euros según las calidades elegidas. Se puede tardar, con obra incluida, alrededor de 6 meses y hasta un año, si es complicado, en los ayuntamientos grandes porque depende de la carga que tengan.

Inversores y jóvenes

Pero no todo el mundo quiere vivir con la puerta de su casa directamente en la calle por motivos de seguridad y privacidad. “Este tipo de inmuebles se destinan en gran parte al alquiler, y son ocupadas por jóvenes, solos o en pareja, estudiantes; y es una nueva vía de inversión en las ciudades” su rentabilidad es muy interesante y se incremente si destina a apartamento turístico.