Así es el peculiar municipio catalán que tiene la forma del mapa de España
Badia del Vallès acogió en los años setenta a personas llegadas desde otras regiones del país
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Desde el 14 de abril de 1994 Badia del Vallès es un municipio independiente. Hasta entonces había formado parte de Barberà del Vallès, una población situada a unos 20 km de Barcelona. Badia se creó originariamente como un barrio dormitorio de altos bloques de pisos para contribuir en la acogida de algunos de los miles de personas llegadas a Cataluña en la década de los sesenta y los setenta desde otras partes de España.
El propio municipio tiene la forma de la península Ibérica y sus calles se corresponden, aproximadamente, con la geografía. La Avenida del Mediterráneo o la del Cantábrico, por ejemplo, constituyen algunos de sus límites, mientras que la calle de la Mancha, la avenida de Burgos o de la Zaragoza divididen su territorio.
Actualmente cuenta con 13.415 habitantes, una cifra que en las últimas décadas no ha dejado de decrecer. En 1996 la población era de 17.058, según datos del INE. No obstante, es uno de los municipios con una mayor densidad de población de España. Su territorio es muy limitado: su término municipal no alcanza el kilómetro cuadrado.
Construidos en los setenta, sus edificios presentan importantes defectos y deterioros. La problemática más preocupante es la presencia de amianto en muchas de las construcciones. El material se encuentra en proceso de ser sustituido.
Menos de un 20% vota opciones independentistas
Siendo un feudo habitual del PSC, en las últimas elecciones catalanas de diciembre de 2017, la suma de los votos obtenidos por todos los partidos independentistas en esta población fue sólo de un 18,3%. Ciudadanos fue la fuerza más votada con un 39,25% de los sufragios, seguida por el PSC, con un 23,48%. ERC fue la formación independentista con más apoyo, con un 11,6%.
La duda que asalta a los badienses este año es si votar será seguro frente al virus. Alguno optará por acudir a depositar su voto a primera hora, mientras que otros tienen dudas de si hacerlo o no. Sea como fuere, ellos, igual que el resto de catalanes, aún tienen media jornada de reflexión para tomar la decisión final.