Tomás Guasch, ministro de Deportes de Tabarnia, nos explica qué fue del movimiento

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El domingo 14 de febrero los catalanes están convocados a elegir a los nuevos miembros del Parlament y a quien será president de la Generalitat para los próximos cuatro años. Elecciones que nacen bajo el foco de la polémica, en primer lugar, por celebrarse en plena tercera ola de la pandemia por coronavirus. Habrá que ver cuantos electores prefieren apostar por la salud ante que por la política.

Comicios que van a servir también para medir la fuerza del independentismo que se presenta más dividido que nunca con cinco partidos que se reparten el pastel: ERC, JxCat, CUP, PdeCat y PNC. También se verá si existe o no el efecto Salvador Illa y si tiene cabida en el parlamento catalán un partido como Vox y si consiguen salvar los muebles Ciudadanos y PP.

Porque en la sociedad catalana sigue vivo el pulso entre el independentismo, más patente y visible en las calles, que los constitucionalistas que se sienten españoles.

Entre estos últimos nació en 2012 un movimiento Barcelona is not Catalonia, este movimiento se dotó de un territorio, Tabarnia que abarcaba las áreas metropolitanas de Barcelona, Tarragona y la franja de terreno que las unía. Un territorio que no quería formar parte de la Cataluña del procés, de la Cataluña secesionista, y sí seguir unida a España. El movimiento fue creciendo convirtiéndose en Trendic Topic mundial en 2017.

Empresarios y personalidades de distintos ámbitos de la sociedad catalana comienzan a involucrarse en él y Tabarnia se dota de bandera, presidente y gobierno.

Entre las acciones más sonadas del gobierno de Tabarnia fue su viaje a Waterloo para reunirse con el expresidente catalán Carles Puigdemont, huido de la Justicia, en la mansión que ocupaba. No hubo reunión.

¿Dónde está ahora el movimiento Tabarnia?

Languideció, dice a cope.es su ministro de Deportes Tomás Guasch, lamentándolo y mucho. "Tabarnia fue un ejercicio de valor cívico extraordinario que sacó de quicio al nacionalismo, luego triunfó, además desde el humor. Puso al nacionalismo lamentable que nos invade delante del espejo desde lo fundamental: ¿usted se quiere separar de España? perfecto, nosotros nos queremos separar de Cataluña. Vivimos momentos inolvidables la visita a Waterloo, la recepción en el Parlamento Europeo, la manifestación de marzo de 2018,... todo eso fue inolvidable. La presencia de Albert Boadella en la presidencia le daba una marcha tan extraordinaria que a algunos partidos constitucionalistas les llegó a molestar porque si terminaría en un partido político, que si el mensaje de Tabarnia superaba lo tradicional... Fue una idea extraordinaria que languideció porque muchos de sus promotores huyeron por la derecha o por la izquierda, no hubo interés en que Tabarnia se mantuviera".

"Si Tabarnia volviera sería un clamor"

Solo habría que hacer una encuesta en la calle para comprobar lo que afirma Tomás Guasch: "Si Tabarnia volviera sería un clamor". De momento de "Tabarnia queda la ilusión y la frustración. El saber que todos los motivos que en su día animaron a su puesta en marcha siguen vivos y coleando. Aquella Cataluña que se rebeló después de la mascarada de 2017 sigue siendo la misma y la situación de mucha gente no ha cambiado para nada, si acaso ha ido a peor".

¿Qué habría que hacer entonces? "Quizá Tabarnia acabará saliendo del armario. Su grito, sus reivindicaciones, sus motivos, ese querer algo mejor para nuestra tierra sigue ahí, lamentablemente.Cada mes que pasa, Cataluña, Tabarnia y la cuna que nos menea está peor. Si Tabarnia volviera creo que sería un clamor".