La deuda de Trump es el doble de la que él reconoce, según 'Forbes'
La declaración de impuestos de Trump ha sido un misterio desde que se presentó como candidato a ocupar la Casa Blanca
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene una deuda de, al menos, mil millones de dólares, una cantidad que representa más del doble que la que sugirió en televisión el jueves, según ha informado 'Forbes'.
Los préstamos concedidos al mandatario se distribuyen en más de una docena de activos distintos, como hoteles, edificios o campos de golf. La mayoría de ellos pueden verse en el informe de divulgación financiera que Trump presenta anualmente al Gobierno. Sin embargo, dos, que la revista estima que suman unos 447 millones de dólares, no aparecen.
No obstante, Trump también tiene activos importantes. El citado medio los ha valorado en 3.660 millones de dólares, una cantidad suficiente para que su patrimonio neto se estime en unos 2.500 millones de dólares. Es decir, a pesar de las informaciones que apuntan en este sentido, el presidente estadounidense no está arruinado.
Además, entre los acreedores de Trump se incluyen, al menos, otras seis instituciones, además del Deutsche Bank. Dos de ellas han revisado sus acuerdos con él mientras este estaba en el cargo. La confusión en torno al estado financiero del mandatario radica en que algunos préstamos de Trump no son transparentes, como a qué entidad debe unos 162 millones de su rascacielos en San Francisco, por ejemplo.
Un extenso informe publicado por 'The New York Times' señaló que Trump es "personalmente responsable" de una deuda de 300 millones de dólares, que vence en los próximos cuatro años. Además, reveló que pagó sólo 750 dólares en impuestos sobre la renta en 2016, cuando logró imponerse en las elecciones, y la misma cantidad en 2017, mientras estuvo sin hacerlo durante al menos una década desde el año 2000.
La declaración de impuestos de Trump ha sido un misterio desde que se presentó como candidato a ocupar la Casa Blanca, convirtiéndole posteriormente en el primer presidente de Estados Unidos en no ofrecer detalles sobre sus finanzas en décadas.