El viraje del PP: del pragmatismo de Rajoy al rearme ideológico de Casado
La moción de censura contra Rajoy provocó una revolución interna en el PP, con Casado como nuevo 'súperhombre'
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Las nuevas generaciones de nuestro país siempre habían tenido tres cosas claras: que Eurovisión se nos atraganta, que la Selección no pasa de cuartos en los mundiales y que el PP siempre obtiene 10 millones de votos, por lo que su gobernabilidad dependerá siempre de la movilización de la izquierda. Pero la velocidad del mundo en el que vivimos hace que todo quede en entredicho, hasta el punto de que España ganó un Mundial y el concepto que todos teníamos de una derecha fuerte, unida y fiel a unas siglas, ha quedado para la historia. Ahora se fracciona en tres: PP, Ciudadanos y Vox.
El PP (y me atrevo a decir que sus adversarios políticos del espectro de la izquierda) nunca imaginó que viviría este fenómeno, al menos a corto y medio plazo. Ciertamente era poco previsible que ocurriera, si tomamos como referencia las últimas elecciones generales, de las que aún no han pasado tres años, cuando los populares obtuvieron una holgada victoria, con Ciudadanos en retroceso y Vox sin lograr representación parlamentaria.
Si la política española ha experimentado desde aquel 26 de junio de 2016 un giro sin precedentes, ha sido en la derecha. Los casos de corrupción que han salpicado al PP, el desgaste de Cataluña y una manera de actuar en política de Rajoy, que priorizó la tarea de cuadrar las cuentas y poner orden en Génova sobre dotar al partido de unos valores que le habían caracterizado hasta su llegada a La Moncloa, permitieron a Ciudadanos rearmarse y a Vox darle alas para crecer y soñar con aunar a la derecha y capitalizar a los votantes que tradicionalmente habían optado por dar su apoyo al PP.
Por ello, el actual líder de los populares, Pablo Casado, ha centrado su gestión en detener la hemorragia y recuperar a sus votantes apelando a los valores que habían identificado a la formación desde que Aznar ostentara la presidencia del partido en 1990. No es de extrañar por tanto que, de nuevo, el aznarismo haya tomado otra vez las riendas del PP en detrimento del “marianismo”, de los que sus tres máximos representantes, Rajoy, Sáenz de Santamaría y Cospedal, apenas queda rastro.