Dimite el número dos de Comunicación de Moncloa tras ser señalado por Villarejo

Alberto Pozas ha comunicado que abandona la dirección de Información Nacional de Moncloa para “evitar” que se le utilice para “atacar al Gobierno”

Dimite el número dos de Comunicación de Moncloa tras ser señalado por Villarejo

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El director general de Información Nacional de Moncloa, el periodista Alberto Pozas, ha dimitido de su cargo porque considera que está siendo "utilizado para atacar al Gobierno y al presidente" en el caso del espionaje a Pablo Iglesias.

Según declaró hace unos días en la Audiencia Nacional el excomisario José Manuel Villarejo fue el director de Interviu (entonces Pozas) quien le facilitó un "pen drive" con copia de los datos del teléfono del líder de Podemos, que habían recibido en la redacción de la citada revista y que no pensaban publicar. En un comunicado remitido a los periodistas que cubren habitualmente la información de Moncloa, Pozas explica que presentó ayer su dimisión, que hoy ha sido aceptada.

Lamenta que haya quienes le han querido relacionar con la conocida como "policía patriótica" y espera que a partir de ahora vean que estaban "equivocados". El periodista considera que está siendo utilizado para atacar al Gobierno y al Presidente y eso es algo que, ha dicho, no puede permitir. Pozas reconoce que no fue capaz de "valorar" que este asunto, que en otras circunstancias "podría ser menor", fuera a convertirse en "una especie de bomba informativa en plena campaña electoral". Añade que a partir de ahora espera poder "redimensionar" este asunto que le ha "atropellado".

El pasado 29 de marzo, en su declaración como imputado en la pieza del caso Tándem que investiga la documentación que tenía en su poder sobre Pablo Iglesias, Villarejo dijo que él no robó el móvil del líder de Podemos, sino que le llegó una copia de los datos del teléfono a través del director de Interviú (al que no citó por su nombre). Siempre según el excomisario, los datos habían llegado en un "pen drive" a la redacción de la revista, Pozas consideró que su contenido no era publicable y por eso se lo dio a Villarejo. Villarejo analizó esos datos y consideró que no tenían interés policial, de forma que los archivó, según contó en su declaración judicial.