ETA pide perdón pero, ¿dónde están las armas?

Armas incautadas a ETA

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Este viernes la banda terrorista ETA ha hecho público un comunicado a través de los diarios Gara y Berria en el que reconoce «el daño causado» por el terrorismo que desde la década de los años 60 ha atemorizado a todo el país, admite su «responsabilidad directa» en el «sufrimiento desmedido» que la sociedad vasca ha padecido, y afirma que «lo siente de veras» por las víctimas.

Pese al triunfo que para el Estado de Derecho este acto implica, el fin de la banda terrorista ETA deja sin resolver algunas cuestiones cruciales, como dónde se encuentra el arsenal armamentístico que no ha devuelto. El 8 de abril del año pasado, en lo que vino a ser la escenificación de su rendición, la organización entregó la geolocalización de ocho zulos con armamento y material al Estado francés.

A través de un grupo autodenominado “artesanos de la paz”, ETA señaló que en ellos había almacenadas 120 armas de fuego, tres toneladas de explosivos y varios miles de detonadores y munición.

Sin embargo, la organización terrorista no entregó las 120 armas prometidas como había anunciado sino que, según el recuento realizado por las autoridades galas, sólo pusieron a disposición de la policía francesa 53 pistolas y 10 armas largas. También los restos incompletos de varias armas cortas y las cuatro granadas Mecar.

Ya entonces el recuento que la banda terrorista había realizado resultó escaso, pues solo en el robo que realizaron a una empresa de la localidad francesa de Vauvert en 2006, los etarras se llevaron 350 armas -300 revólveres y 50 pistolas-, de las cuales el día de la rendición 150 no habían sido incautadas por las Fuerzas de Seguridad. Ello sin olvidar las que ya tenían consigo.

Fruto de ello, no podrá ponerse punto y final a la absurda y dolorosa historia de una banda terrorista que nunca debió haber visto la luz hasta que sus miembros entreguen todo el arsenal armanentístico, pues de lo contrario los gestos y las palabras quedarán huecas. Vacías, en parte, de contenido.

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