El Gobierno sigue sin tener claro si el PSOE ganará la moción
En el PP no ocultan su nerviosismo y Rajoy se ha erigido como interlocutor único del PNV
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En el PP y en el Gobierno no ocultan su nerviosismo por el resultado de la moción que comienza a debatirse este jueves, y todo, porque el mutismo del PNV es total. Fuentes populares aseguraban que los nacionalistas vascos “se han contagiado del marianismo”, y van a jugar con los tiempos hasta el final.
El jefe del ejecutivo se ha erigido como interlocutor único del partido de Ortuzar y ha pedido a los suyos que no enreden, que no especulen con su sentido del voto. Los más pesimistas, auguran que no querrán quedarse solos como sostén del Gobierno; los optimistas, sin embargo, apuntan, que no querrán perder el papel protagonista del que gozan ahora mismo en la política española, papel que, con Sánchez en el Gobierno, tendrían que compartir con Podemos, PdCat y ERC.
En estos días hay tantas versiones de lo que podría ocurrir como diputados, periodistas, y ujieres hay en el Congreso. Todo el mundo intoxica y el patio y los pasillos de la Cámara Baja se han convertido en un verdadero escenario teatral.
Un ministro se mostraba convencido este miércoles de que el lunes seguirán en la Moncloa, pero la relación con Ciudadanos cambiará, advertían, porque la infidelidad se paga. Y la economía va tan bien, que no hará falta hacer grandes reformas que requieran del apoyo del partido de Albert Rivera. No faltan tampoco, quienes se ven fuera del Ejecutivo, y algunos adelantaban que se sufrirá, pero que el resultado final será positivo: “El balón de Sánchez rozará el larguero -aseguraban- pero no entrará en la portería”. Más complicado será administrar el postpartido, admiten, con un ambiente político tan convulso.
Mariano Rajoy está encerrado en su despacho de Moncloa, dispuesto a ganar, apuntan, la moción y el debate. En la sesión de control al Gobierno de hoy ha apuntado las líneas que guiarán mañana su discurso: las críticas a Sánchez por buscar atajos para alcanzar las urnas por cualquier medio; y el daño, que la irresponsable actitud del líder socialista en particular, y de la oposición, en general, está haciendo a la economía española.
En el Gobierno descartan además una de las teorías con las que se ha especulado en las últimas horas: la de que Rajoy dimitiera justo antes de que se votara la moción si la consideraba perdida. La explicación es simple: se abriría una ronda de consultas, y el candidato elegido, que podría volver a ser Sánchez, necesitaría en segunda vuelta solo una mayoría simple para salir adelante, una posibilidad más fácil incluso que la del viernes, para la que se exige una mayoría absoluta.