El 'Hanníbal Lecter' español: medidas excepcionales para un preso único

Fabrizio Joao Silva Ribeiro, era un preso que vivía completamente aislado en la cárcel de A Lama, en Pontevedra

Fabrizio Joao Silva Ribeiro vivía completamente aislado en la cárcel de A Lama, en Pontevedra

Lorena Fernández

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Fabrizio Joao Silva Ribeiro vivía completamente aislado en la cárcel de A Lama, en Pontevedra. Sin contacto con otros presos, con medidas de seguridad extremas pasaba la mayor parte del día solo. Fuentes penitenciarias nos han contado a la Cadena COPE que este caso es único en España y decretado por su largo historial conflictivo. También nos han detallado cómo ha sido su rutina diaria en los últimos meses.

En 2004 mató a su novia en Bilbao. Primero la violó y después la asestó 25 puñaladas. Fue condenado a 22 años de cárcel. Una década después, en 2014, fue condenado a otros 17 años de prisión por matar a puñetazos a otro preso en la cárcel de Córdoba. Pero no paró. En 2016 agredió gravemente con un pincho fabricado por él mismo a ocho funcionarios de prisión de la cárcel Puerto III, en el Puerto de Santa María, en Cádiz. Le cayeron otros 19 años y medio de condena. Fue trasladado a otro centro penitenciario, el de Morón de La Frontera -en Sevilla- donde también protagonizó otro ataque: intentó cortar el cuello a otro funcionario. De ahí fue enviado a la cárcel de Teixeiro, en La Coruña donde permaneció aislado hasta principios de este año donde fue trasladado a la cárcel pontevedresa de A Lama. Seis cárceles en los últimos quince años para este guineano de 37 años.

¿Cómo ha sido la vida del Hanníbal Lecter español en estos nueve meses?

Las fuentes consultadas por COPE nos confirman que había una galería entera solo para él. Este interno estaba en una celda donde pasaba solo la mayor parte del día. Celda con doble puerta: la normal y otra de seguridad, con barrotes, llamada en el argot penitenciario 'cangrejo'. En la celda no tenía ni televisión ni radio ni libros algo de lo que sí disfrutan otros presos de primer grado con un régimen de aislamiento pero no tan severo. A Fabrizio Joao Silva alguna vez se le facilitaban libros de la biblioteca del centro penitenciario.

Solo salía al patio una hora al día. Custodiado por tres funcionarios y cuando no había otros internos. Fueron precisamente los funcionarios quienes le encontraron muerto en su celda cuando entraron en ella en la mañana del miércoles. Habían mirado por el visor antes de entrar. Cuando lo hicieron con el traje específico -'el robocop' que le llaman que consiste en un casco, protección en brazos, piernas y abdomen para evitar agresiones- se lo encontraron muerto. Tirado en el baño de su celda con una herida en la cara. Tendrá que ser la autopsia la que ahora determine las causas. Aunque había mantenido una huelga de hambre durante una semana todo apunta a que murió de forma natural.

¿Son normales este tipo de medidas?

Fuentes penitenciarias nos han contado a COPE que el caso de Fabrizio es único. Con la cantidad de incidentes, la agresividad e historial de conflictos que ha acumulado en prisión se decretaron estas medidas extremas. 'No es normal que haya una galería para él solo pero el perfil de este interno tampoco es normal' nos dicen.

El régimen penitenciario español sí contempla medidas restrictivas para presos de primer grado como es el caso de José Bretón -en prisión por el asesinato de sus dos hijos- o de Tony King -por los de Rocío Wanninkhof o Sonia Carabantes- pero más por el miedo a que otros presos los agredan que por lo que puedan hacer ellos. Son considerados en la cárcel como 'refugiados'. En enero de 2018 había 1.009 penados en España en régimen de primer grado pero ninguno como el 'Hannibal Lecter'.