La Justicia sí ha permitido repetir votaciones, aunque solo si el diputado no ha podido emitir su voto
El Constitucional anuló en 2006 la votación de los presupuestos del País Vasco después de que una diputada no pudiese emitir su voto por un error técnico
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El PP se encuentra ahora mismo moviendo todos los resquicios legales posibles para que no se publique la votación de la contrarreforma laboral. Mientras tanto, ya ha anunciado que recurrirán todo este asunto ante el Tribunal Constitucional. Una decisión que también maneja la formación política Vox, que valora incluso explorar la vía penal en este polémico asunto.
Los populares se acogen, para ello, a un incumplimiento del reglamento del Congreso de los Diputados. Se remiten a la resolución de la Cámara Baja, de mayo de 2012. Dicha norma exige que, cuando un diputado haya votado telemáticamente y quiera votar presencial, la Mesa tiene que reunirse y decidir. Y la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, señalan, se negó a reunir esa Mesa. Los servicios generales de esta cámara descartan, eso sí, que hubiera un fallo técnico. Lo cual indica que todo pudo ser un error del propio diputado popular, Alberto Casero.
¿Existen precedentes en los que la justicia tuviera que poner orden en una situación similar?
Judiciales, uno. El Tribunal Constitucional, en 2006, anuló la votación de los presupuestos del País Vasco después de que una diputada socialista no pudiese emitir su voto por un error técnico. El matiz, en el caso actual de la reforma laboral, es que el diputado del PP sí pudo votar. Es decir, dicho tribunal ha permitido repetir votaciones solo si el diputado no ha podido votar.
Y, por otro lado, en julio de 2020, el Congreso se vio obligado a repetir una votación tras detectarse una alteración de los votos, más en concreto, en el voto de la diputada de Podemos, Marisa Saavedra. Aquí no tuvo que intervenir la Justicia, eso sí. El Gobierno de Sánchez sacó adelante un dictamen sobre repartos económicos con 169 votos a favor, 168 en contra y 11 abstenciones. Una votación muy ajustada. Sin embargo, la presidenta Batet, tras ser advertida por los servicios jurídicos del Congreso, comunicó que anulaba el resultado por un error en la votación.
Durante el proceso, se descubrió que dicha diputada solicitó el voto telemático, pero acudió al hemiciclo y lo hizo de forma presencial. Al no modificarse su procedimiento, los letrados consideraron que había que corregir el recuento de los votos emitidos y rectificar así la proclamación del resultado que surgió. Se impugnó el voto y la votación del dictamen quedó en un empate. Resultado final: hubo que repetir la votación.
Errores al votar, sí, muchos
Este es un asunto en el que prácticamente todos los diputados están de acuerdo: casi siempre, en las votaciones, hay equivocaciones en el sentido del voto. Cierto es que no han cambiado, en su mayoría, el transcurso de una votación, pero casos como el de Casero son habituales.
El último conocido fue el del exministro de Transportes, José Luis Ábalos. El pasado mes de noviembre, en 2021, el Congreso votaba la elección de los magistrados del Constitucional. Su elección, que probablemente le cogió desprevenido, sorprendió a propios y extraños. Votó en blanco, según aseguró por error, saltándose el acuerdo firmado entre PSOE, PP y Podemos, los tres partidos que pactaron las candidaturas. No hubo cambios.
Pero hay más. El expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, protagonizaba en 2017 una de las anécdotas políticas del momento. Fue durante las votaciones a las enmiendas a los Presupuestos Generales del Estado.
Rajoy se equivocó al pulsar el botón y votó en contra de un par de enmiendas pactadas con Nueva Canarias. Dicho pacto del PP con la formación canaria estaba permitiendo que el proyecto del Gobierno saliera adelante, sin sustos de última hora, en su tramitación parlamentaria. Fue una graciosa anécdota que no cambió el devenir de los acontecimientos, ya que fue el único voto ‘peculiar’.
Por poner otro ejemplo, el mismo Pablo Iglesias votó por error a favor de los presupuestos de dos ministerios del Gobierno de Rajoy, tanto el de Educación como de Exteriores.
Más allá de los casos sonados de errores en caras más visibles, la lista de diputados que han errado en el ‘tiro’ es interminable.