Kour intentó saltar la valla de Melilla en junio: "Soy sudanés y no tengo miedo. Cruzaré a España"
El ministro del Interior comparece en el Congreso y lo hace a la luz de nuevos datos que contradicen la versión oficial de lo ocurrido junto a la valla fronteriza
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El pasado 24 de junio casi 1.700 inmigrantes, la mayoría sudaneses, intentaron llegar a España saltando la valla de Melilla. Al menos 23 murieron en el intento. Algunos de los que aquel trágico día intentaron saltar a la valla siguen en las calles de Marruecos y piensan volver a intentarlo, junto a muchos más que han llegado desde entonces. COPE ha hablado con uno de ellos y su odisea es la de toda una comunidad africana, en especial, sudanesa, que aún recuerda la estela de sangre, miedo y terror que se vivió en la frontera entre los países vecinos.
"Un gran amigo mío perdió la vida", dijo Kour en conversación telefónica, para luego explicar las dificultades del día a día en la ciudad marroquí de Oujda, en la frontera con Argelia, por dónde se producen la mayoría de los flujos migratorios procedentes del África Occidental y Oriental. En Oujda, el joven Kour se refugia del frío entre cartones, duerme en las calles, aunque el verbo dormir es, en muchas ocasiones, una ilusión.
El acecho de las autoridades y la amenaza de la cárcel o la expulsión hacen prácticamente imposible descansar en el silencio de la noche. Las vigilias son compartidas por una comunidad de jóvenes migrantes que, a pesar del sangriento episodio de junio, viven con la convicción de que cruzarán. Eso sí, el cruce de frontera desde Nador a Melilla piensan hacerlo cuando este perímetro recupere su operacionalidad, la movilidad de personas y mercancías y deje menos visible las entradas de migrantes a suelo español. "En cuanto abra esa frontera con normalidad, lo intentaré, pero de momento necesito alcanzar diez euros para viajar a Casablanca", apuntó el joven sudanés.
En la ciudad marroquí de Oujda, la única ventaja para el migrante es la proximidad a la frontera con España porque el control de las autoridades marroquíes es asfixiante y la poca ayuda que reciben de la población local les obliga a buscar ciudades más grandes y cosmopolitas como Casablanca. "Huyo de una guerra, huyo de la violencia. A nadie le gusta dejar su casa", sentenció Kour que se expresa en un brillante inglés. Impresionan sus dotes orales, pero solo ha estudiado el primer año de carrera porque no disponía de recursos para mantener sus estudios en Egipto, el país vecino de Sudán. Kour, con sus 19 años, cree que llegará con vida, al menos, lo debe intentar después de meses de trayectos clandestinos en los que solo pensaba en cómo sobrevivir. La libertad de Kour y de toda su familia es entrar en suelo español y por ello está dispuesto a morir "no hay miedo", sentenció.