Las claves que permitieron a Vox captar votos desde la izquierda el 10N

El director de GAD3, Narciso Michavila, ha analizado en COPE.es la evolución del voto en los pasados comicios 

José Melero Campos

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El auge de los nuevos partidos han supuesto la creación de dos bloques, izquierda y derecha, donde hasta no hace tanto se dividía en PP y PSOE. El problema en las últimas citas electorales es que ni el bloque de la derecha (PP, Vox y Ciudadanos) ni el de la izquierda (PSOE y Unidas Podemos) han sumado en las últimas convocatorias electorales mayoría absoluta, lo que provoca la inestabilidad política actual. Sin embargo, sí que se han producido interesantes transferencias de voto entre partidos, e incluso de un espectro a otro en las elecciones del 10 de noviembre respecto al 28 de abril.

Concretamente, ocho millones de electores han cambiado su voto aunque dentro del mismo bloque ideológico, en el marco de una mayor abstención que perjudicó sobremanera a Ciudadanos, con un millón de abstencionistas. Lo más llamativo de estos trasvases es que un total de 233.000 votantes que en abril apostaron por el PSOE, en noviembre lo hicieron por Vox, tal y como confirman los datos del tracking de GAD3: “En cualquier caso, no supera el 3% de los votos obtenidos por Pedro Sánchez”, revela en COPE.es Narciso Michavila, responsable de la empresa demoscópica.

No obstante, no es un fenómeno nuevo en España. Con el crecimiento de Unidas Podemos, Ciudadanos y finalmente Vox, los movimientos son más acentuados: “En 2015 Unidas Podemos, que superó los cinco millones de sufragios, obtuvo 300.000 de antiguos votantes del PP. Son trasvases lógicos cuando además el eje de la última campaña ha beneficiado a Vox, que fue de menos a más gracias al debate de la inmigración en verano y luego del modelo territorial tras la sentencia del ‘procés’.

Otro de los argumentos que explica la captación de votantes de Vox por la izquierda es su mayor presencia en los medios de comunicación: “En abril no quisieron aparecer en los debates televisivos, y ahora sí, por lo que las audiencias millonarias les permite pescar voto tanto de su entorno ideológico como del PSOE”.

El populismo que define buena parte del programa electoral es otro condicionante, aunque Michavila matiza que todos los proyectos que se presentan en campaña lo son: “Los partidos nuevos suelen ser más populistas porque no tienen experiencia de gobierno. Vox propone medidas que, si las analizas, son impracticables, al igual que le sucedía a Unidas Podemos. Si Vox tuviera capacidad de intentar poner sus propuestas en funcionamiento, la propia realidad le haría ver que no es posible”.

Pese a todo, un sector del voto obrero ha ido a parar a la formación de Santiago Abascal, con un importante crecimiento en el sur. Un hecho que para el director de GAD3 no es fruto de la casualidad: “El sur poco a poco está dejando de ser de izquierdas y opta por la derecha. En territorios como Madrid se bascula mucho más, aunque suele ganar la derecha. En el País Vasco y Cataluña se fragmenta el voto de la derecha constitucionalista, lo que impide que apenas obtengan representación, mientras las clases medias en ambos territorios han girado al nacionalismo”.  

Prueba de ello también fue la victoria de Aznar en el año 2000 con la de Rajoy en 2011: “Ambos vencieron por mayoría absoluta, pero con prácticamente los mismos escaños. Aznar tuvo mucho apoyo en Euskadi y Cataluña y menos en el sur, mientras en el caso de Rajoy sucedió al contrario”.