Los científicos respaldan la apertura de los colegios en todo el mundo

Hace poco se les calificaba de 'supercontagiadores'. Varios meses después, tres revistas científicas han recopilado todo lo que se sabe sobre la transmisión del virus en niños

Los científicos respaldan la apertura de los colegios en todo el mundo

Lorena Fernández

Publicado el - Actualizado

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La evidencia científica que se conoce hasta ahora apoya el regreso de los niños a los colegios. Mientras que en marzo se les situaba como 'los supercontagiadores' ahora tres revistas científicas mundiales han recopilado lo que se sabe hasta el momento sobre la transmisión del virus en niños.

The Lancet Child & Adolescent Health en un artículo publicado en abril de este año -en pleno pico de la pandemia en Europa- sostenía que hay pocos datos sobre la transmisión del COVID en las escuelas aunque la mejor estrategia por el momento era abrirlas solo para hijos de personal sanitario y servicios esenciales. Es lo que hizo Macron en mayo en Francia sin que se apreciara un aumento de casos. Según esta publicación basado en los modelos más conocidos el cierre de las escuelas solo aporta una reducción de la mortalidad de un 2%, mucho menos que otras intervenciones de distanciamiento social.

Italian Journal of Pediatrics sostiene que en las regiones italianas más golpeadas de Italia como Lombardia o Veneto la tasa de contagio fue del 0,29 y del 0,34 por cada mil niños de 0 a 9 años. Es decir, más bajas comparadas con el resto de la población. Estos datos concuerdan también con los informes de Corea del Sur donde solo el 1% de los primeros 7.755 casos confirmados por laboratorio ocurrieron en el grupo de edad de 0 a 9 años.

La publicación mira también a Australia donde en los casos con niños no se ha producido transmisión comunitaria. No hay evidencia de contagio a profesores y aquí se sostiene que el cierre de los colegios para niños de entre 2 y 10 años acarrea dificultades de aprendizaje, depresión, riesgo de violencia en el hogar o estrés postraumático. Por su parte, en Dinamarca la apertura de los centros con grupos pequeños, higiene, separación de dos metros y el fomento de las clases al aire libre ha funcionado.

Archives of Disease in Childhood, en un artículo publicado en julio de este años, sostiene que los niños se infectan y transmiten mucho menos que los adultos. En los brotes familiares solo el 10% fueron iniciados por niños mientras que en China fue del 5. En Los Alpes franceses se evidenció de que un niño contagiado no había transmitido el virus a ninguno de los cien escolares con los que había mantenido contacto. En Holanda los estudios de atención primaria sugieren que se contagia más entre adultos y de adultos a niños. Además de que los casos de COVID graves en niños son tan infrecuentes como otras enfermedades que ya existían y no provocaron entonces el cierre de las escuelas. Mucho más allá va un estudio oficial sueco-finlandés basado en la evidencia de que Finlandia cerró los centros y Suecia no. Los niveles de infección en los niños de ambos países fueron similares. ¿Y que hay de los maestros, pieza clave de ese entorno educativo? Pues que el riesgo de contagio era cercano uno cuando en otras profesiones era mucho mayor. De un 4,8 para los taxistas y de un 4,5 para los repartidores de comida.

Y una pequeña reflexión. Las aulas cerraron en toda España a mediados del mes de marzo cuando el virus ya estaba más extendido de lo que pensábamos. ¿Cuanto de él se propagó en los centros educativos antes de que conociéramos su alcance? Nunca lo sabremos.