María Gámez, la 'sanchista' que trae el feminismo a la Guardia Civil
Quiere más mujeres en la benemérita y mejor situadas
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María Gámez ha querido poner titular a su toma de posesión al frente de la benemérita: “Soy feminista”. Y bajo esa militancia confesada ha defendió la “igualdad” ante la cúpula de una institución con 5800 mujeres dentro de un colectivo de más de 65000 efectivos. Su género ha impregnado buena parte de su discurso en medio de un frío patio de armas y observada en primera fila por los generales del instituto armado, todos hombres.
Quiere más mujeres en la benemérita y mejor situadas. En este momento sólo dos de ellas llegan a ostentar la condición de teniente coronel. Anuncia que el área de mujer de la Institución, creada en anteriores mandatos, va formar parte de su “estrategia”. Su carta de presentación: desde la “humildad” trabajar por defender las “tradiciones” del cuerpo y preparar el “futuro”. Eso tras ofrecer “diálogo y respeto.”
El ministro del Interior, Grande Marlaska, le ha advertido que “lo más imporatte no es ser la primera sino no ser la única ni la última”. Hija de un farero, el titular de la cartera ha comparado el trabajo que le espera con la luz del faro. Un liderazgo al frente del Instituto armado que pasa a ejercer tras haber sido subdelegada del gobierno en Málaga, responsabilidad que, como ha recordado la directora, le permitió conocer al cuerpo que ahora pasa a dirigir. Y aunque no lo haya dicho, además de feminista es sanchista, otra condición que sin duda ha pesado en esta mujer eminentemente política. Portavoz del partido en Málaga ha sido candidata del PSOE a la alcaldáa en dos ocasiones.
Criminalidad, terrorismo, violencia de género, medio ambiente, cooperación internacional... los tradiciones objetivos de un director general de la Guardia Civil después de 72 ejercientes de esa responsabilidad desde hace mas de 150 años, han sonado a deja vù en una institución que nunca vio tan alto a una mujer. Y todo esto ocurrió con la ausencia de otra fémina: la ministra de Defensa. Margarita Robles fue la gran ausente en un acto en el que la condición militar de la Institución hacía esperar su presencia. Incluso estaba anunciada. La ministra no llegó. Un café entre los mandos cerró el acto.