El miedo al fracaso retrae las ansias emprendedoras de las mujeres, pero no a todas

En estos meses y a pesar de que ha crecido el trabajo autónomo ha descendido el emprendimiento femenino y aumentado el número de mujeres que renuncian a parte o a todo su empleo

El miedo al fracaso retrae las ansias emprendedoras de las mujeres, pero no a todas

Sefi García

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Si crear una empresa es siempre un reto aún lo ha sido más en la pandemia. En estos meses y a pesar de que ha crecido el trabajo autónomo ha descendido el emprendimiento femenino y aumentado el número de mujeres que renuncian a parte o a todo su empleo para cuidar de su familia. Algunas de ellas han abierto su propio negocio en tiempos de crisis sanitaria y hemos hablado con ellas.

En España hay 650.000 emprendedoras, según los últimos datos del GEM, una asociación formada por 15 equipos de investigadores del entorno académico y empresarial. La Tasa de Actividad Emprendedora entre las mujeres se ha incrementado un 7% en 61 economías de todo el mundo en tan sólo dos años. La tasa en el mundo ronda el 11% mientras que en España, tras caer al inicio de la crisis, se ha estabilizado en el 4,5%.

La crisis de la covid-19 ha hecho que el emprendimiento femenino haya frenado su tendencia a seguir subiendo: si en 2019, el 48% de las iniciativas emprendedoras en España estaban lideradas por mujeres, a día de hoy no superan el 40%. En lo único que superan a sus colegas masculinos es que en la franja de edad entre 35-44 an?os en la que ellas emprenden en mayor medida. En ese perfil encaja Paloma, que montó una empresa en 2.017 y aguantó relativamente bien la crisis sanitaria. Es la fundadora del taller y sastrería Paloma de Alba, está especializada en estudios de creación y realización de vestuario para teatro y es la última ganadora del GoTeam. “Es un proyecto muy personal-nos explica- "la monté sola, poco a poco casi sin darme cuenta. Iba haciendo vestuario de teatro y ahora, cuando tengo un proyecto de vestuario cerrado tengo que buscar ayuda fuera, a una o dos personas, no más”.

El sueño de Paloma es “seguir creciendo y mínimo poder tener un horario regular (se ríe) y tener a mis trabajadores regulares también, y no solo por proyecto”.

Paloma de Alba viene de una familia emprendedora, “tenemos un negocio familiar y esa es mi fortaleza, y si mis padres han conseguido tener una familia siendo emprendedora, ¿por qué yo no? De hecho a mí me encantaría y como soy muy soñadora, voy a luchar por ello”.

España se sitúa en el puesto número 15 del Índice de Mujeres Emprendedoras de Mastercard 2021 (MIWE2021), bajando seis posiciones en comparación con la edición de 2020 (cuando ocupaba el 9º lugar). Este estudio analiza el progreso de las mujeres emprendedoras en 65 economías que representan alrededor del 82% de las mujeres trabajadoras del mundo. Los resultados de 2021 sitúan a nuestra economía incluso por debajo del nivel de 2019, cuando España ocupaba la posición 11 del índice.

El mayor freno para las mujeres a la hora de emprender es el miedo al fracaso, seis de cada diez así lo expresan, un temor que se ha acrecentado con la inestabilidad que vivimos, porque son 16 puntos más que antes de la pandemia.

No es el caso de Nazaret. Hace apenas unos meses montó un gimnasio tras años de trabajar por cuenta ajena y después de haber creado su propio espacio como autónoma. Naza echó de menos “que alguien me explicaran todo el tema administrativo y fiscal, tuve que hacerme un cursillo rápido, los primeros años además, no son restables”. Reconoce que “la libertad personal que me da organizar las clases y los entrenos se agradece”, pero reconoce que “es muy sufrido, te tiene que gustar y marcarte objetivos a largo plazo, a corto te quema mucho”.

Es consciente de que “no me voy a hacer rica, la pequeña empresa, si no tiene un respaldo económico, te da para vivir y llegar a fin de mes”. Su cartera de clientes es muy específica y por eso “no me planteo por el momento tener empleados, quizás si crece mucho, pero es complicado y no se si me va a resultar rentable”. A Nazaret le parece que “emprender en este país es muy difícil”. Sería importante que desde la escuela “te enseñaran a emprender”.

Con todo, seguirá siendo autónoma, porque como reza el lema de su sitio web, “el movimiento genera movimiento”.

Donde unos ven peligro, otras ven una oportunidad. El gimnasio donde Alba trabajaba cerró durante la crisis sanitaria y se montó por su cuenta. Creó “una plataforma on line para ayudar a personas que quieren hacer actividad física, que tienen una lesión, mujeres embarazas o que han entrado en la menopausia”.

A pesar del vértigo que le supuso dejar un trabajo fijo ahora “tengo la agenda llena. Mi actividad es en un 80% on line, a través de Zoom, y me promociono a través de redes sociales y de una página web, aunque también voy a casas a ayudar a personas que no pueden conectarse”. Alba además está en contacto con otras emprendedoras “nutricionistas, fisioterapeutas, ginecólogas, otras entrenadoras y eso es un apoyo extra”. Todasvía no tienen en mente abrir un centro físico, quiere “crecer un poquito más”. Alba trabaja entre 8 y 12 horas al día en este comienzo de su aventura, “al final es mi vida”.