Cuatro asesinos fugados este verano en España

Este verano 2018 cuatro de los asesinos más peligrosos del país han conseguido escapar de prisión. Dos de ellos siguen huidos

Un preso en el tejado de la cárcel Modelo de Barcelona

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

En lo que va de verano, cuatro veces hemos tenido que dar la noticia de que un asesino convicto se escapaba de prisión. Dos de los casos fueron resueltos y los criminales detenidos, pero, por desgracia, dos de ellos siguen hoy en paradero desconocido

Guillermo, el violador y asesino que huyó con su novia a Senegal

El pasado 25 de julio, la Policía Nacional lanzaba un mensaje en redes sociales para alertar de que el violador y asesino Guillermo Fernández Bueno había huido de la prisión de El Dueso, en Cantabria.

El individuo, condenado por asesinar y violar "con una violencia inusitada" a una mujer en Vitoria en el año 2000, no retornó a la cárcel después de un permiso penitenciario. Había cumplido 17 años de una condena que acababa en el año 2026. Inmediatamente las autoridades desplegaron un dispositivo de búsqueda y desde el primer momento sospecharon que podía haber abandonado Cantabria acompañado de su pareja, una educadora social a la que había conocido en prisión. 

Durante una semana, ambos emprendieron una huida en coche desde el norte de España, en la que pasaron por Algeciras, Marruecos, Mauritania y Senegal, y llegaron hasta la frontera con Gambia, donde finalmente fueron detenidos el 30 de julio

Detenido Santiago Izquierdo el preso fugado de una cárcel de León

Santiago Izquierdo, un veterano con 138 años de condena acumulados

Pocos días después de la detención del violador de El Dueso, conocimos la fuga de uno de los presos más veteranos de España. Santiago Izquierdo Trancho había sido condenado por primera vez en 1985. Desde entonces, había acumulado un historial de entradas y salidas de prisión a lo largo de tres décadas, incluyendo algún asesinato. Es uno de los presos más peligrosos de España.

Esta vez, Santiago cumplía una condena de tres años por tres robos con violencia, en el penal de Mansilla de las Mulas, en León. Acababa de obtener el tercer grado, y debía presentarse en el Centro de Inserción Social Jesús Haddad Blanco de la ciudad leonesa. Pero nunca se presentó. 

Una semana después, Santiago fue apresado por la Policía Nacional en un domicilio del barrio del Crucero de León. Durante la operación, el preso trató de escapar a través de varios inmuebles. Aunque no opuso resistencia, llevaba encima un cuchillo y un destornillador.

Benito y su fuga espectacular

El pasado 29 de agosto, la Guardia Civil anunciaba a través de un tuit la fuga de Benito Ortiz Pérez. Acababa de ser condenado a más de 20 años de prisión por el secuestro de una mujer en Zaragoza y el intento de asesinato del propietario de una armería. Benito estaba retornando a la prisión de Zuera, en Zaragoza, después de pasar una revisión médica en un hospital de la capital de Aragón. 

Dentro de la ambulancia, el preso logró quitarse los grilletes. Después abrió el vehículo y huyó corriendo campo a través, aprovechando la oscuridad nocturna. Los investigadores creen que la fuga estaba bien planificada y que Benito pudo contar con ayuda externa y sospechan que había algún vehículo esperando. El preso aún no ha sido detenido.

Fernando, asesino de su mujer y sus dos hijos

El crimen de Jinámar fue uno de los más estremecedores cometidos en Canarias en los años 90. El 17 de octubre de 1996, Fernando Iglesias Espiño entró en el domicilio familiar, al que tenía prohibida la entrada, y asesinó a su mujer, a su hija de 18 años y a su hijo de 12. Desde entonces, había cumplido 22 años de condena, y se encontraba en la prisión de Pereiro de Aguiar, en Ourense, en régimen de tercer grado. En uno de los permisos de fin de semana, el recluso no retornó a la prisión, por lo que la Policía alertó de su fuga el pasado 3 de septiembre.

Cuatro fugas en apenas un par de meses que reabren también el debate sobre los permisos penitenciarios y la frecuencia con la que se concede el tercer grado.

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