¿Qué fue de los dirigentes del PP de la convención de Sevilla?
Este fin de semana el PP de Pablo Casado celebra en Madrid la convención que redefinirá las ideas de la celebrada en abril de 2018 en Sevilla con Rajoy.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En estos últimos nueve meses, los que van entre la convención popular celebrada a principios de abril de 2018 y la que va a reunir a los miembros del Partido Popular durante este tercer fin de semana de 2019, esta formación ha sufrido tal trasformación que en realidad solo conserva la fachada de la sede nacional de la Calle Génova de Madrid.
La fachada y algún dirigente regional más, punto que puede ser corregido con las nuevas candidaturas de cara a las municipales y autonómicas del mes de mayo. Encontrar las diferencias es fácil empezando por el logo que deja atrás al símbolo de los últimos años. Ahora que empezábamos a distinguir entre un charrán y una gaviota, nos parece simple el esbozo del corazón con los colores de la bandera de España.
Siempre es un ejercicio de agudeza visual encontrar entre dos fotografías las siete diferencias. Y un ejercicio de memoria, saber qué fue de aquel que aparece en la foto tiempo después. No podemos adelantar algo que aún no ha ocurrido, esos instantes que solo son capaces de captar los objetivos de los fotógrafos, y que nos ofrecerán momentos para el análisis durante la convención "España en libertad" , pero sí podemos hacer el ejercicio de memoria de un pasado, que pese a ser reciente, por el ostracismo de alguno de sus protagonistas nos parece más lejano en el tiempo, la convención del "Contigo crece España".
Son las imágenes de la Convención del PP de Sevilla en abril de 2018, la convención que sirvió para afianzar el marco ideológico que lideraba Soraya Sáenz de Santamaría principal apoyo de Mariano Rajoy y que no vislumbraba que tres meses después el partido iba a tener un nuevo presidente y un nuevo rumbo. La convención del apoyo a Cristina Cifuentes, presidenta en aquellos días de la Comunidad de Madrid, que se empeñaba en defender la limpieza de un máster universitario por el que se va a sentar en el banquillo de los acusados.
Al expresidente del Gobierno le vamos a ver este fin de semana en la convención de Madrid, pero esta vez como invitado y no como presidente del partido. Si a alguien le ha cambiado la vida en estos meses que separan ambas reuniones, esa persona es Mariano Rajoy Brey. Poco se imaginaba en abril de 2018 que tres meses después una moción de censura le echaría de Moncloa, dejaría la presidencia del Partido Popular y volvería durante cinco semanas a Santa Pola a su plaza de Registrador de la Propiedad y que había dejado aparcada por la política. Y aunque ahora prefiere vivir lejos de los focos, hay quien se empeña en ponerle en el centro de la actualidad como los indepentistas catalanes presos que ante el juicio por el 'procés' quieren que declare como testigo. También podría ser citado por el Caso Támden sobre los papeles sustraídos de la casa de Luis Bárcenas, extesorero del PP.
El presente de Mariano Rajoy pasa por acudir cada día a su despacho en el Registro Mercantil número cinco de Madrid, en donde conseguía plaza un mes después de reincorporarse a su plaza en Alicante y recuperar su vida familiar con su mujer Viri y sus dos hijos, que como diría en su despedida en el Congreso que ganó Pablo Casado a Soraya Sáenz de Santamaría en julio: "Gracias a mi familia por ayudarme a cumplir mi sueño, y especialmente a mi mujer. Nunca me habéis fallado".
Era la política española que más poder acumuló durante sus años como Vicepresidenta del Gobierno, aunque su dominio no abarcaba a todo el partido, lo que quedó patente durante las primarias en las que Pablo Casado le pasó por la derecha. Se tomó su tiempo durante el verano, para dar calabazas al presidente del partido a la vuelta de vacaciones y en septiembre le dijo a Casado que no contara con ella. A quien dijo sí, sin consultar con nadie, fue a Pedro Sánchez cuando la llamó para que se incorporara al Consejo de Estado por lo que recibe menos de 1.000 euros al mes, una cantidad más simbólica que otra cosa. Con una excedencia de la Abogacía del Estado y mientras discurren los dos años incompatibles con ocupar un cargo por haber sido miembro del Ejecutivo de España, estudia ofertas del sector privado (hay quien asegura que ha recibido algunas propuestas muy interesantes).
Este viernes la vamos a ver en la toma de posesión de Juanma Moreno Bonilla ( uno de sus fieles) como Presidente de Andalucía y durante el fin de semana se dejará caer por la convención popular, pese a que las malas lenguas decían que no había sido invitada . Y Santamaría es de esas mujeres de armas tomar, de las que no acuden a donde no la quieren.
María Dolores de Cospedal era al PP lo que Soraya Sáenz de Santamaría era al Gobierno de Rajoy. El 6 de abril de 2018 era la todopoderosa Secretaria General del Partido Popular que presumía de que su formación "en apenas 6 años hemos salvado a España de la quiebra y de la rebelión". Tras la moción de censura de Pedro Sánchez, la también Ministra de Defensa, decidió presentarse a las primarias a la presidencia del partido al conocer que lo haría su eterna rival en el Congreso de despedida de Rajoy. Salió peor parada que Sáenz de Santamaría. En principio decidió seguir de diputada, pero unas grabaciones en las que sacaban a la luz varias reuniones con el excomisario Villarejo la obligaron a dejar el acta en el Congreso y han frustrado varias posibles ofertas de trabajo en importantes despachos. Como abogada del Estado y al pedir su reincorporación a su plaza, el Gobierno de Pedro Sánchez le ha destinado a la sala Contencioso-administrativo del Tribunal Supremo.
Pocos recuerdan que "Contigo crece España" era el lema de una convención que debía encontrar soluciones a los frentes abiertos por el Partido Popular que además estaba al frente del Gobierno: presupuestos, financiación, Cataluña... Una convención que buscaba ahuyentar ciertos miedos y que se dedicó a conjurarse con la expresidenta de la Comunidad de Madrid y a espantar las informaciones sobre un máster que le han dejado más secuelas que el accidente que casi le cuesta la vida cuando iba en moto por una de las grandes arterias de Madrid.
No sirvió de mucho. Cristina Cifuentes se sentará en el banquillo, ante la jueza Carmen Rodríguez-Medel, acusada de un delito de falsedad documental en relación al máster que cursó en 2011-2012 en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) en su sede de Vicálvaro en Madrid. Pero no fue el máster la que le obligó a dimitir, sino el robo de dos cremas en un súper, "un acto involuntario" dijo Cifuentes en su defensa. No contaba que la difusión después de 7 años del vídeo en el que se la ve sacando las cremas de su bolso ante los vigilantes jurados del establecimiento, fueran la puntilla cuando en boca de todos estaba el máster de la amargura.
“Todos ustedes saben que yo he sido espiada, que se han hecho dosieres contra mi persona, que he sido investigada. Antes, mientras era Delegada del Gobierno y no sé si también mientras he sido Presidenta de la Comunidad de Madrid. Con esta cuestión se han traspasado todas las líneas rojas” dijo durante la comparecencia en la que anunciaba su dimisión, tan solo veinte días después de la convención en la que fue arropada, por el que más, Mariano Rajoy que puso la mano por ella en el fuego.
Cifuentes ha pedido su reincorporación a la Universidad Complutense y mientras esta se produce se prodiga poco, como mucho en algún post en sus redes sociales.
En la convención de Sevilla ocupaban un puesto destacado los miembros del último gabinete de Rajoy. Román Escolano, el primero en la fila de arriba a la izquierda. En el centro, Alfonso Dastis, a su lado, a la derecha de la foto, Dolors Montserrat. Si nos situamos en la primera fila, con chaqueta azul, la ex titular de Empleo, Fátima Báñez. En el centro, Íñigo de la Serna y a la derecha, Juan Ignacio Zoido. De los seis, solo Dolors Montserrat sigue con un cargo en el PP de Casado y es portavoz en el Congreso de los Diputados. Hay quien apunta que Fátima Báñez podría ser consejera con Juanma Moreno Bonilla en el nuevo gobierno andaluz que conoceremos la próxima semana.
Román Escolano, al que apenas le dio tiempo de saborear el cargo, duró tres meses se ha incorporardo al Colegio Universitario de Estudios Financieros (CUNEF). Íñigo de la Serna ha decidido dejar la política y ha fichado por la multinacional dedicada a la caza de talentos Seeliger & Conde (S&C). Alfonso Dastis del que dependía la diplomacia española como Ministro del Exterior ha retomado su carrera diplomática y desde el pasado mes de septiembre es el embajador de España en Italia. Juan Ignacio Zoido sigue como parlamentario en el Congreso.
La convención de abril de 2018 fue preparada por quien era el Coordinador General del Partido Popular desde 2017 y fue el responsable de que el charrán perdiera algo de protagonismo y ganara terreno una encina. “El árbol ibérico por excelencia” destacaba en la presentación de la convención Martínez-Maillo, una elección, la del árbol nada improvisada ya que la encina “aguanta viento, frío, hielo y nieve” como el Partido Popular.
Fernando Martínez-Maíllo, que apoyó en las primarias a la candidatura de Soraya Sáenz de Santamaría y que incluso iba en la lista de cargos que presentó la exvicepresidenta del Gobierno en el XIX Congreso Nacional antes de que votaran los 3.082 compromisarios, sigue en el Congreso de los Diputados como portavoz adjunto del PP a las órdenes de Dolors Montserrat. Este diputado por Zamora sí aceptó el ofrecimiento de Pablo Casado al llegar a la presidencia del PP.
El Presidente del Partido Popular, que pese a aparecer en esta instantánea escorado, será la figura omnipresente en la convención de este fin de semana. Pocos apostaban por su triunfo al principio del Congreso del relevo de Rajoy y cinco meses después, Pablo Casado, es el responsable junto a Teodoro García Egea de la transformación del PP. Para ello ha contado también con Javier Maroto (en el centro), que se puso a su lado porque era necesario "cambiar las caras para hacer cosas distintas". Juanma Moreno Bonilla va a tener un protagonismo que ni él mismo hubiera sospechado hace nueve meses cuando su apoyo incondicional era para Sáenz de Santamaría. El ya Presidente de la Junta de Andalucía se va a tener que hacer fotos, selfies, vídeos... Un no parar.