Rajoy ya no es gallego

El ex presidente del Gobierno mantiene la línea marcada por su mano derecha, Sáez de Santamaría, y culpa a la Generalitat de la violencia durante el procés

Rajoy ya no es gallego

Maribel Sánchez Margallo

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Mariano Rajoy aparcaba su condición de gallego durante el juicio del procés y se mostraba "meridianamente claro". Precisamente esa era la expresión que más veces ha repetido durante su interrogatorio como testigo. Desde el fondo del Salón de Plenos del Tribunal Supremo, donde están situados los periodistas, se podía ver a un ex presidente del Gobierno que se convertía en director de orquesta, moviendo una batuta invisible con la mano derecha e incluso señalando con el dedo índice cada vez que quería enfatizar sus palabras.

COPE ha sido testigo de cómo se acaloraba ante las preguntas de una defensa que pretendía acorralarle utilizando imágenes de "presuntos heridos" durante la celebración del referéndum ilegal del 1-O, preguntando por "mediadores " o el coste económico de la consulta. Preguntas que el propio presidente del tribunal, el juez Manuel Marchena, después de haber demostrado una paciencia infinita, acababa calificando como "una pérdida de tiempo" . 

RAJOY, INFLEXIBLE

Antes de llegar a ese punto, Rajoy se mostraba tajante: "si se hubiera cumplido la ley, no estaríamos aquí", llegó a decir en tres ocasiones el ex presidente del Gobierno. Después añadía sentencias firmes como que "es el pueblo español el que decide lo que es España", "no negocio el cumplimiento de la ley ni de la soberanía nacional" o "liquidaron la legalidad vigente y por eso aplicamos el artículo 155 de la Construcción".

UN REGISTRADOR DE LA PROPIEDAD MÁS DELGADO

"Sesenta y tres años, casado y registrador de la propiedad". Así se presentaba el ex presidente del Gobierno al comienzo de su interrogatorio en el que se ha podido comprobar cómo ha perdido peso desde que dejó la política. Con traje oscuro, camisa blanca y corbata de lunares recorría los tres metros de pasillo que bordean a los acusados sin apenas dedicarles una mirada. Iba demasiado pendiente de donde ponía los pies. De hecho, el propio juez tuvo que decirle antes de que abandonara la sala que tuviera "cuidado con el escalón ". Imagen bien distinta a la de "hombre de Estado" que fue dando el ex presidente durante toda su intervención.