El PP reconoce a COPE que ve difícil que Sánchez y Feijóo lleguen a un acuerdo para renovar el CGPJ

Aun así, el líder gallego recoge el guante poniendo encima de la mesa 10 temas a tratar en la reunión del viernes y sin aceptar soberbia ni imposiciones desde Moncloa.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La Moncloa se agarra a la “rectificación” de Feijóo a la oferta de diálogo de Sánchez, aunque el PP recobrase la iniciativa. El PSOE asume a regañadientes la elección del Congreso como lugar de la cita y no el complejo presidencial como es habitual.

En la dirección del PP reconocen a COPE que es prácticamente imposible que Sánchez y Feijóo lleguen a un acuerdo ni en la amnistía, ni en las condiciones del pacto encapuchado con Bildu o en la renovación del órgano de gobierno de los jueces.

Aun así, el líder gallego recoge el guante poniendo encima de la mesa 10 temas a tratar y sin aceptar “soberbia ni imposiciones” desde Moncloa. Entre ellos la ley de amnistía, las reuniones del PSOE con Junts en Ginebra, la independencia de los jueces y la moción de censura en Pamplona

Sánchez, con el mensaje de que "España necesita acuerdos", llevará a la reunión, además de la renovación del órgano de gobierno de los jueces, la reforma de la financiación autonómica y la del articulo 49 de la Constitución para eliminar el término 'disminuido' referido a las personas con alguna discapacidad.

En La Moncloa toda la estrategia de Alberto Núñez Feijóo está lejos de ser entendida o eso aseveran.

Ha estado dos semanas pensándoselo, ironizan a COPE desde el círculo de confianza de Pedro Sánchez. Llegará al menos con todo planificado abundan en medio de la tensión ambiental existente y una baja expectativa de acuerdos.

La presión subrayan, la ha tenido Feijóo porque el entorno presidencial ya se viste sobrado de argumentos para responder a cualquier planteamiento del líder popular.

Todo ello sin soltar la enlatada invocación a que la ciudadanía ve con buenos ojos el diálogo entre los dos principales partidos.

Los socialistas exhiben un punto de molestia por celebrar la reunión en el Congreso.

Lo natural en su opinión hubiera sido el marco de la Moncloa. Así deslizan que Alberto Núñez Feijóo sigue sin asumir su condición de oposición.

Esa idea la usa Pedro Sánchez en el intento de reventar el centro del tablero encasillando al PP pegado a Vox.

Moncloa o Congreso

Las acusaciones mutuas vertidas durante la sesión plenaria hacen bastante improbable que de la reunión del viernes pueda salir acuerdo alguno.

Moncloa había ofrecido tres fechas para ella, y después de sucesivas críticas al hecho de que no se le trasladasen por escrito los asuntos que pretendía abordar el presidente del Gobierno, Feijóo le envió una carta este miércoles aceptando el viernes, 22 de diciembre, y ampliando las cuestiones que desea tratar.

La respuesta de Sánchez llegó en el pleno del Congreso ante el que compareció para informar de la presidencia española del Consejo de la UE y que fue el escenario de un cruce de acusaciones y descalificaciones entre ambos líderes.

Tras ese ofrecimiento, el líder del PP, planteó que la cita se acordará "sin soberbia, sin imposiciones y con un orden del día oficial" y que se celebrara en el Congreso, una propuesta que Sánchez calificó de inédita porque supone rechazar acudir al Palacio de la Moncloa cuando alguien es llamado por el presidente del Gobierno.

Feijóo se reunirá con Sánchez antes de que la moción de censura de Pamplona se haga efectiva, y tiene intención de convencerle para que dé marcha atrás y no dé la alcaldía a EH Bildu. Los populares se felicitan además por haber pillado a Sánchez por sorpresa y haber liderado el debate.

"No reunirse nunca fue una posibilidad", recalcan desde Génova. En el PP admitían en los últimos días que la discusión sobre el encuentro había permitido a Sánchez desviar la atención de la amnistía.

La fecha elegida, el 22 de diciembre, coincidiendo con la Lotería Nacional, robará publicidad a un encuentro que ha generado debate interno en el partido y que suscita el reproche de Vox, una crítica que por otra parte los populares dan ya por descontada.