Sánchez concede foco a Yolanda Díaz en La Moncloa para exhibir unidad interna
Los morados sólo han compartido tres de la veintena de ruedas de prensa posteriores al Consejo de Ministros desde su renovación en julio
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La remodelación acometida por Pedro Sánchez al ala socialista de su Gobierno respondió a su necesidad de garantizar el rumbo de la Legislatura e intentar superar el desgaste pensando en las futuras elecciones. La incorporación de nuevos rostros del PSOE pretendía hablar por sí misma del inicio de una etapa diferente, pero en ningún caso ha supuesto un cambio en los usos y costumbres de La Moncloa con respecto a Unidas Podemos. Todo lo contrario.
Los números cantan. Desde la crisis gubernamental emprendida por el Presidente el pasado 10 de julio han transcurrido cuatro meses. A lo largo de este tiempo, Sánchez ha celebrado una veintena de Consejos de Ministros. De los cinco ministros de Unidas Podemos sólo dos, Yolanda Díaz y Manuel Castells, han protagonizado junto a “colegas” socialistas, la rueda de prensa posterior a la cita semanal del Gobierno para vender su mensaje. El socio minoritario ha estado únicamente presente en tres de las dieciocho convocatorias que se han celebrado.
Este martes, de hecho, Sánchez ha tenido un particular interés en exhibir un Gobierno unido alrededor del acuerdo sellado por José Luis Escrivá sin la patronal de la subida del 0,6% de las cotizaciones sociales. De ahí la convocatoria del Presidente de un rápido café con los secretarios generales de UGT, José Álvarez, y de CCOO, Unai Sordo, compartiendo mesa y mantel con seis ministros económicos, incluidas Nadia Calviño y Yolanda Díaz. La carga política de la imagen ha vinculado la negociación a las dos órbitas del Ejecutivo y ha sido apuntalada con la cesión de la atalaya mediática monclovita ala misma Díaz.
En cartera, el plan estratégico de la Inspección de Trabajo. Sin embargo, la vicepresidenta segunda ha tenido ante sí pista libre para el cierre de filas y puesta en valor del esfuerzo realizado por el Gobierno de España que “trabaja para que el acuerdo sea positivo”. En ese sentido, Yolanda Díaz ha subrayado el “talento” de Escrivá y ha tirado de memoria de “calles llenas de pensionistas”. Un pasado, precisamente, que ha dibujado con “una política de recortes que tanto sufrimiento causó” en nuestro país.
Con anterioridad, la vicepresidenta salió en La Moncloa el 28 de septiembre para informar de la subida del SMI a 965 euros y la prórroga de los ERTE hasta febrero del próximo año. Antes que la también ministra de Trabajo, estuvo Castells ante el impulso ofrecido el 31 de agosto a la reforma de la ley de Universidades. Al margen de ambos, el veto socialista a la presencia de los morados ha sido constante. La estrategia desplegada desde el Gabinete del Presidente para restarles visibilidad ha venido escociendo a los podemitas que incluso han visto cómo se les ha negado la oportunidad de comparecer a pesar de solicitarlo.
Le ocurrió en estas últimas semanas a Ione Belarra. A pesar de aprobarse la ley de Vivienda el 26 de octubre, la misma Secretaría de Estado de Comunicación trasladó el descarte de la responsable de Derechos Sociales, además de lideresa de Podemos, en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. Un hecho repetido que provocó malestar al socio minoritario. Tan solo acaparó los focos la titular de Transportes, Raquel Sánchez. En el intento de paliar su vacío, Belarra lanzó un vídeo en las redes para proyectar su mensaje ante un “hito” fruto de su implicación, tras encadenar además demasiadas tensiones en el seno de la coalición.
Fue una gota más en un vaso desbordado, pero La Moncloa siempre se ha aferrado a que la participación de los ministros sigue criterios objetivos con la presencia de la portavoz, Isabel Rodríguez, y de los titulares de las leyes más relevantes aprobadas semanalmente y explicadas por un solo miembro del Ejecutivo y no varios. Pero ese habitual veto del palacio presidencial permite a los socialistas rentabilizar casi en exclusiva los logros políticos del Gabinete ante la ciudadanía.