Sostres: “El 1-O fue terapéutico. Ahora ya no se saltan la ley”

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Javier Martínez

Publicado el - Actualizado

11 min lectura

Ha pasado un año desde el 1 de octubre de 2017, y muchas cosas han cambiado. Analizamos con el periodista y colaborador de Herrera en COPE, Salvador Sostres, la situación en Cataluña un año después.

-Han cambiado muchas cosas desde hace un año. En Cataluña y en España.

-Bueno, en España han cambiado más que en Cataluña, me parece. En Cataluña, simplemente la rebelión ha sido sofocada. Se dio un golpe de Estado, de una manera muy del Siglo XXI, sin tanques ni metralletas, pero intentando intimidar a una parte de la ciudadanía. Esto sucedió entre principios de septiembre y finales de octubre, entre las leyes de transición jurídica y la declaración de independencia. Y bueno, se aplicó el 155, y de manera muy dócil, los mismos líderes que habían proclamado la independencia, no la reconocieron. Unos se fugaron y otros se entregaron voluntariamente a la Justicia. En Cataluña, la vida sigue igual, como diría el maestro. Y en España, aunque aparentemente por otros motivos, se ha llevado un Gobierno por delante. Y yo creo que esto ha sido un mal negocio para España. Porque este Gobierno es a todas luces peor. Pero consiguió el poder con una estrategia legal y legítima, así que nada que decir.

-¿Crees que Puigdemont y Junqueras pensaban hace un año que acabarían así?

 -No. Lo cual es sorprendente. Porque forma parte de la derrota del independentismo. Y en cierta manera del catalanismo. No entender que España es un Estado serio, con aliados en Europa. Y de esa incomprensión viene este órdago al Estado. Ellos seguramente pensaban que España no se atrevería a retirar las urnas. A mandar a la policía. Que no se atrevería a meterles en la cárcel. Pensaban que España no se defendería. Porque no entienden lo que es un Estado. Dicen que quieren fundar un Estado, pero no entienden lo que es un Estado. No entienden cómo se defiende un Estado cuando es agredido.

“Proclaman la independencia y todos se van de fin de semana. Ni siquiera descuelgan la bandera española. Cuesta creer que fueran en serio”

-Quizá el 1 de octubre fue el día de mayor eficacia propagandística del independentismo. Por las imágenes...

-Sí. Fue su mayor victoria. Pero visto con perspectiva, desde hoy, aquellas imágenes de la policía retirando urnas y golpeando a los que intentaban subvertir la ley, fueron más terapéuticas de lo que parece. Sirvieron para que mucha gente entendiera que España iba a defenderse. Y seguramente por eso el independentismo ahora se guarda mucho de saltarse la ley. Porque entienden que el Estado va a defenderse. Y si es necesario, con la fuerza. No es violencia, porque violencia sería si lo hiciéramos tú y yo. El Gobierno aplica la fuerza.

-Puigdemont proclama la República y se va de fin de semana a Girona. Luego el lunes, se marcha a Bruselas mientras manda a Rull a la consellería a trabajar. ¿Qué esperaba él que sucediera cuando proclama la República?

-Yo creo que querían hacerlo como de broma. Forzar al Gobierno a negociar. Esto lo ha dicho la exconsejera Clara Ponsatí: "Íbamos de farol". "Ahora hemos llegado a la independencia, que es una cosa retórica y tal y a ver si negocian con nosotros". Yo creo que esperaban esto. Ellos sabían que no tenían nada preparado. Cuesta creer que pensaban que fuera en serio. Además, proclaman la independencia y todos se van de fin de semana. No solo Puigdemont. Todos. Ni descuelgan la bandera española, ni hacen nada de lo que hace un país cuando proclama la independencia. Puigdemont podía haber ido a firmar unos decretos que dieran la sensación de que la independencia se había producido. Cuando se dice que ningún Estado reconoció la independencia de Cataluña es cierto, pero es que ni siquiera los propios líderes catalanes la reconocieron. 

-Sorprende un poco la docilidad con la que la sociedad catalana aceptó el 155 y lo de después. No ha habido apenas oposición activa.

-No la ha habido. En Cataluña se vive muy bien. Esto de la independencia, para mucha gente, es un divertimento. Algo que les permite ser un poco protagonistas de su vida, tener un tema de conversación, ir de vez en cuando a una manifestación, sentirse parte de una aventura. Pero en el fondo, como hemos visto en el último año, la independencia está muy bien, pero nadie está dispuesto a hacer ningún sacrificio por ella. Cuando se aplicó el 155, el encargado de llevarlo a cabo era Roberto Bermúdez de Castro, y cuando llegó a la Generalitat se reunió con los altos cargos y les dijo: "Como esto no lo hemos hecho nunca, como es raro y triste para todos, no tenemos la intención de hacerlo más difícil para nadie". Y ofreció, a cualquiera que quisiera, que se sintiera incómodo, dimitir con las mismas condiciones que si les hubieran echado. Como si fuera un despido. Y dimitieron tres. Tres. Entonces, esto demuestra que la gente puede ser lo que tú quieras, pero a la hora de la verdad, continúa con su vida. No he visto a nadie capaz de hacer algo significativo por la independencia de Cataluña. Todos estos maestros, bomberos, médicos...que firman manifiestos y acuden a manifestaciones...ninguno ha renunciado ni a 15 días de sueldo.

-Parece que todo se ha convertido en una performance. Con lazos, colores...

-Todo se está folklorizando. Cataluña ha caído en una batasunización de baja intensidad. No se queman autobuses ni cajeros, por suerte. Pero cada tanto hay una manifestación, hay una dialéctica prebélica por parte de la Generalitat...Y ahora lacitos, ahora okupo una plaza...Pero en el fondo es folklore. Y al independentismo el folklore siempre se le ha dado bien. No creo que haya otro movimiento con tanta capacidad de movilización. Y esto es significativo también. 

“Para muchos, la independencia es un divertimento. Te permite ser protagonista de tu vida, tener un tema de conversación, ir de vez en cuando a una manifestación, sentirte parte de una aventura”

-Esta semana la CUP se quejaba de que les han echado del TSJC...

-El otro día también echaron a unos acampados de Sant Jaume. La policía está para lo que está.

-Pero parece que el Govern está intentando no volver a delinquir.

-Ya lo has visto con los diputados suspendidos. Al final se ha acordado no tocar los huevos. En resumen.

-¿Cuál es el proyecto del Gobierno de Torra?

-Pues vivir de este folklore. Porque hay una parte de la población dispuesta a seguir comprándolo. Y no hay más. El día 10 de septiembre dijo que quería hacer una marcha verde por el país. Vete a saber qué significa esto. Puigdemont dice que quiere negociar sin fecha con el Estado. Luego Torra que quiere redactar la Constitución catalana...Es ir alimentando la ensoñación hasta que llegué un día que la gente...No hace falta que sea mucha gente, basta con que un 5% decida no votar. Que digan "bah, esto es una tontería". Mira, ahora Manuel Valls se presenta a alcalde de Barcelona. 

-Sí.

-Yo no sé cómo le irá, es difícil que gane, porque hay alianzas muy obvias, por ejemplo entre ERC y los comuns, entre Ernest Maragall y Ada Colau. Puede ser que le pase como a Inés Arrimadas, que ganó las elecciones, pero la unión de los otros le impidió gobernar. Pero seguramente puede haber exvotantes de Convergencia que se puedan sentir cómodos votando a Valls. Más que a Ciudadanos. Porque así como Ciudadanos tiene un perfil más anticatalanista, Valls no lo tiene. Veremos qué pasa. Es difícil que pierdan la mayoría, pero tarde o temprano, si siguen así la van a perder.

-Pero es extraño. Que se recurra a alguien como Valls, sin trayectoria política en España y Cataluña.

-La política se ha vuelto imprevisible. En España, en una semana, un día se aprobaron los presupuestos, y al cabo de tres días, el mismo partido que apoyó los presupuestos, facilita una moción de censura. Y Pedro Sánchez pasa a ser Presidente del Gobierno. Con el peor resultado de la historia del PSOE. Efectivamente, lo de Valls es inusual. Pero todo es inusual en la política española y catalana. Desde luego, es un triunfo de cierta idea de Europa que un señor de origen catalán, que ha sido alcalde, ministro y primer ministro en Francia, aspire a la alcaldía de Barcelona.

-Es curioso, porque has hablado de Valls, de Maragall y de Colau, pero no de los dos partidos que tradicionalmente han sido hegemónicos en Cataluña. El PSC y Convergencia.

-Bueno, yo creo que cuando Aznar dijo que antes de romperse España se rompería Cataluña, tenía razón. El proceso ha roto muchas cosas en Cataluña. El PSC y Convergencia entre ellas. El PSC vivía muy cómodo en la indefinición. Era un partido que resolvía su doble nacionalidad con el federalismo. "Bueno, ni somos independentistas, ni somos jacobinos. Somos federalistas". Y esto les daba un agua tibia donde se sentían raros, pero cómodos. Y Convergencia era un partido soberanista, nacionalista, el derecho a decidir...todo esto le iba bien. Porque no era un rupturista. Era un partido de orden. Y de repente, estos chicos de Convergencia dicen: "Vamos a ser los locos de la colina. Vamos a dejar a Esquerra la moderación y a ser los más excitados". En el corto plazo les ha servido para mantener el poder, cuando más parecía que Junqueras y ERC podían quitárselo. Y Mas, Puigdemont y Torra han sido presidentes, algo que ERC aún no ha logrado. Pero en unas condiciones bastante escasas. Convergencia estaba acostumbrado a rondar los 60 diputados y ahora tiene 34. Es lo que es. 

“Hay gente que no quiere despertar del sueño. Dejar de tener las tardes ocupadas recortando lazos, papelitos…Asumir que su vida es la mierda que era antes de 2012”

-¿Tú crees que alguna vez se saldrá de esta retórica de no hablar de nada?

-Va a costar. Hay una greguería de Ramón Gómez de la Serna que dice que el orgullo de las botellas de champán consiste en no dejarse volver a poner el tapón. Y aquí hay que volver a poner el tapón a la botella. Aún hoy, en Barcelona, si hablas con la gente, algunos, bastantes, te dirían que la independencia es cuestión de días. La gente tiene la sensación de que es inminente. Y a toda esta gente hay que decirle que no. Aquí hay un modelo a seguir, que es el PNV, que, cuando el Plan Ibarretxe llegó a su fin, supieron convencer a su público más nacionalista, pero dejando claro que irían por el camino del orden. Algo así debe pasar en Cataluña. De hecho, ya está sucediendo. Ya no se saltan la ley, y, poco a poco, la gente va a ir asumiendo lo que hay. Pero ha habido unos años de intensa propaganda, que no solo ha tenido un alcance político. También vital. A mucha gente le ha servido como propósito vital. Gente con vidas sin interés, rutinarias, han visto en el independentismo una posiblidad de ser alguien.

-De trascender.

-De trascender y de ocupar el día. Y de ir a las reuniones para organizar la manifestación, de sentirse útiles. De sentirse moralmente superiores a España...Hay mucha gente que no quiere despertar de este sueño. Tener que volver a la rutina de tu vida sin tener las tardes de los martes ocupadas, para ir a recortar papelitos...Esto es muy jodido. Esto no es como votar al PP y que gane el PSOE. No, no. Esto es "mi vida vuelve a ser la mierda que era antes del 2012". No es plato de buen gusto.

-A veces en la vida hay que aceptar que las cosas no son como uno quiere.

-Ya, pero esto es un razonamiento de persona adulta. Y el planteamiento del independentismo ha sido mágico. El independentismo era la solución para todo. "No es que esto no funciona porque no tenemos Estado". Ellos creen que la independencia de verdad va a solventar todos sus problemas. No ya solo políticos, si no personales. 

-¿No crees que hay un independentismo serio y adulto?

-Sí. Lo hay. Es minoritario. Saben que han perdido, y creen que con esta clase dirigente no se va a ninguna parte y hay que buscar otra clase dirigente. 

-Pero no lo dicen.

-Sí lo dicen. Por ejemplo, para alcalde de Barcelona se quiere presentar un chico llamado Jordi Graupera, que está rodeado de una serie de personas que asumen que el procés ha sido un desastre, que la única cosa más o menos auténtica ha sido el 1 de octubre, pero que su utilización por parte de la clase política ha sido una catástrofe. Lo intentarán, intentarán montar unas primarias independentistas sin apoyos...Igual hasta sale. Pero es una cosa pequeña. Buenas intenciones de recursos escasos y no tiene pinta de que vaya a ir muy bien. Pero bueno, como hemos dicho antes, con lo raras que son las cosas en política en España ahora, todo puede ser. Yo pensaba que el Gobierno no permitiría que hubiera urnas y papeletas el 1 de octubre. Que tenía un plan para que el 1 de octubre no pasara lo que pasó.

-Quizás se fiaron demasiado de las instituciones catalanas.

-Yo creo que ellos quisieron que todo pasara por la vía judicial. Que los Mossos tuvieran que obedecer a una orden judicial. Y se lo pasaron por el forro. En resumen. Pero yo creo que sin un Estado serio como España se deja hacer un referéndum...Es una cosa que dijo un día Arcadi Espada: "Lo peor que se puede decir de España es que puede pasar cualquier cosa". Y es verdad, cuando en un Estado puede pasar cualquier cosa, es que algo no va bien.