Una de cada dos familias, en riesgo pese a tener un trabajo
El 12 por ciento de los trabajadores se encuentran en situación de exclusión
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Tener un trabajo ha dejado de ser el escudo protector contra la exclusión y la pobreza que supuso en el pasado. La precariedad laboral, la temporalidad, los contratos a tiempo parcial y los bajos salarios impactan en las familias de forma que, según recoge el último informe de Cáritas, uno de cada dos hogares en los que hay un empleo, no tiene garantizada la plena integración, es decir, no puede cubrir todas sus necesidades.
Además el 12,3 por ciento de la población que está trabajando se encuentra en situación de exclusión y la pobreza severa alcanza al 2,1 por ciento de los trabajadores. Más vulnerables aún son, por supuesto, quienes no tienen trabajo. El 35 por ciento de los desempleados llevan más de dos años en el paro, el 46 por ciento de los parados están en situación de exclusión y el 17 por ciento en pobreza severa.
En los últimos años se ha creado empleo en España pero para demasiadas personas es aún inaccesible o las condiciones que logran en el mercado laboral son incompatibles con una vida digna. A ellos van destinados los programas de empleo de Cáritas España que ayudaron a 13.545 personas a encontrar un empleo en 2018, el 18 por ciento de las 72.169 que participaron en sus talleres de formación, intermediación laboral, autoempleo o de comercio justo.
Marieta Guerrero fue una de las beneficiarias. Tras hacer un curso de capacitación laboral en el Centro de Formación San Felipe Neri de “Limpieza de Salas Blancas”, consiguió acceder a un empleo como limpiadora en un gimnasio a través de la Agencia de Colaboración de Cáritas que también le da alojamiento junto a sus dos hijos.
Pese a que lleva a un mes trabajando y a que también uno de sus hijos trabaja para ellos, es imposible pensar por el momento en independizarse o en prescindir de la ayuda de la ONG de la Iglesia. “No podemos porque no ganamos lo suficiente para pagar un alquiler. Nos piden un aval o cuatro meses de depósito y eso no lo tenemos. De este trabajito no me puedo fiar porque no soy fija, tengo un contrato por tres meses” explica a COPE Marieta.
Su sueño justamente es la autonomía y para ello ruega “a las empresas que nos den una oportunidad y que nos den un trabajo digno para afrontar nuestra vida, podernos pagar un alquiler y sobrevivir en España”. Marieta acudió a Cáritas cuando hace unos meses murió la persona mayor a la que cuidaba. Tiene 48 años y lleva 28 en nuestro país. Está nerviosa pero no duda en poner rostro y voz a quienes como ella tienen grandes dificultades para acceder a un empleo con garantías.
En cada persona que logra un empleo, Cáritas invierte 1.800 euros. Toda una inversión tanto en términos de autonomía y autoestima. Cifran en 74 millones de euros el volumen total de actividad que generan sus programas de empleo y de economía social. Y es que según explica Francisco Lorenzo, director de Área de Acción Social de Cáritas “entendemos y constatamos, hemos comprobado que cada recurso invertido reporta un beneficio casi inmediato”.
La inserción laboral por medio de un empleo digno, añade la secretaria general de Cáritas, Natalia Peiro, es una apuesta para esta ONG que pide mayor implicación a los poderes públicos y a las empresas en la lucha contra una precariedad que afecta a demasiadas personas en España.