De Vistalegre II a enero de 2019, historia de la crisis de Podemos

Transcurridos casi dos años de la Asamblea de Vistalegre II Podemos sigue buscando cómo hacerse más fuerte

La historia de un desencuentro

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Transcurridos casi dos años de la Asamblea de Vistalegre II y de la victoria indiscutible de Pablo Iglesias frente a las tesis 'errejonistas', Podemos sigue buscando cómo hacerse más fuerte, como pretendía, y rearmarse para remontar el desgaste que han ido a acumulando a lo largo de los últimos meses.

¿Qué ha cambiado desde que el 12 de febrero de 2017 las bases de Podemos dieran todo el poder a Iglesias e Íñigo Errejón se viera relevado en los puestos de mayor proyección?

Si nos fiamos de los sondeos, a los que Podemos mira con mucha cautela, el apoyo a la formación morada ha ido cayendo en los últimos dos años. En enero de 2017, en plena crisis por el enfrentamiento previo entre 'pablistas' y 'errejonistas', la encuesta del CIS le daba a Podemos un 21,7 por ciento de los votos (prácticamente en el mismo porcentaje que lograron en las elecciones del 26-J). Un año después, el CIS situaba a Podemos y sus confluencias con un 19 por ciento de los sufragios y como cuarta fuerza política por detrás de Ciudadanos. Más allá de reiterar que a menudo se ha pronosticado la muerte o debacle de Podemos sin acierto, fuentes de la dirección morada concluyen que "el bipartidismo es historia, que a día de hoy el tablero se juega entre cuatro fuerzas" y que "puede ganar cualquiera".

En Vistalegre II triunfó la apuesta de Iglesias en favor de mantener la tensión en el Parlamento y en los conflictos sociales. Digerida la derrota, Errejón y los suyos -algunos relegados a la última fila- asumieron un discreto segundo plano en aras del pacto con Iglesias, que dejaría en sus manos la candidatura a la Presidencia de la Comunidad de Madrid.

El sector 'errejonista' pasó página y miraron más hacia fuera que hacia dentro al recordar que ese congreso se celebró en un "clima de estancamiento de la política española", que se ha profundizado desde entonces, "enrarece el ambiente y bloquea los cambios pendientes".

Un año después, señalaron: "Toca afrontar como tarea más importante y decisiva la construcción de candidaturas municipales y autonómicas que consoliden lo avanzado en las ciudades del cambio y lo extiendan a las comunidades autónomas para 2019". Quien se consolidó como una de las figuras con más peso desde entonces ha sido el secretario de Organización, Pablo Echenique, el más votado por los inscritos tras Iglesias.

Junto a él, Irene Montero se ha convertido en otro de los pilares de Podemos, la mujer fuerte de la organización, que se afianzó como portavoz en el Congreso, o portavoza -que diría ella-, gracias a la fracasada moción de censura (la primera) contra Mariano Rajoy. De Vistalegre II salió afianzada también la corriente Anticapitalista del eurodiputado Miguel Urbán -con un puesto en la ejecutiva-, que ha tenido que superar algún roce con la dirección, cuando les "desautorizó" por un comunicado que reconocía la "república catalana".

Iglesias llegó a afirmar en una entrevista con EFE: "Estoy convencido de que nuestras cicatrices nos van a hacer ser mucho más fuertes".

La candidatura de Errejón que creea el cisma

Ni por asomo se imaginaba la dirección de Podemos que el día en que la formación morada cumplía cinco años se iba a despertar con la noticia de que Íñigo Errejón se decidía finalmente a desmarcarse del partido del que fue fundador para vincularse al proyecto de Manuela Carmena en Madrid. Muchos lo esperaban antes, otros seguían sin verle capaz y este jueves despejaba las dudas al anunciar su pacto con la alcaldesa madrileña para construir un proyecto integral que no se quede en el Ayuntamiento y que se extienda a la Comunidad con la marca 'Más Madrid'.

A la ejecutiva de Podemos, de la que Errejón formaba parte hasta hace poco como secretario de Análisis Estratégico, le ha pillado totalmente por sorpresa y de momento se mantiene en silencio ante que "se va de Podemos a montar otro partido con Carmena". La portavoz en el Congreso, Irene Montero, seguía defendiendo la existencia de un acuerdo "generoso" con Izquierda Unida en Madrid que situaba a Sol Sánchez (IU) como número dos de Errejón en su candidatura a la comunidad.

Un acuerdo que en ningún momento llegó a ser confirmado por el equipo 'errejonista'. Poco después se conocía que Errejón quiere formar equipo con Carmena y llevar su plataforma a la Comunidad de Madrid, lo que por otra parte lleva meses defendiendo. Una plataforma a la que invita ahora a sumarse a todas las fuerzas políticas, incluido Podemos.

Ya en septiembre pasado, el candidato a la Presidencia madrileña, en una entrevista con la Agencia EFE, no descartaba renunciar a las siglas de Podemos, expresaba su convicción política de que formaciones como IU o Equo "tienen que estar y van a estar", pero admitía que no tenía "preferencias 'a priori'" sobre la forma de "aterrizar" esa unión ni sobre el nombre de la candidatura. En el equipo de Errejón defienden que esta decisión no es muy diferente al camino emprendido por Teresa Rodríguez en Andalucía, quien para combatir el desgaste dejó en segundo plano la marca Podemos en su alianza con IU.

Y es muy posible que los malos resultados de Adelante Andalucía y la desmotivación de su electorado, hayan sido otro de los elementos que han llevado a Errejón a decidirse porque siempre fue crítico con esa suma con IU que les situaba en el eje izquierda-derecha y lejos de la "transversalidad" con la que Podemos logró en sus inicios despertar la ilusión de millones de personas. Hacia falta un "revulsivo" reconocen en el entorno del candidato, quien desde Vistalegre II, cuando sus tesis perdieron frente a las de Pablo Iglesias y tuvo que aceptar su paso a la política madrileña, se fue viendo poco a poco relegado en la estrategia política nacional, de la que nunca se ha querido despegar.

Como él, otros pesos pesados del primer Podemos pasaron a una segunda o tercera fila con la nueva dirección que pilotaban Iglesias, Montero y Echenique. Es el caso de la diputada Carolina Bescansa, otra de las fundadoras de Podemos, que ha celebrado el acuerdo de Errejón con Carmena porque "devuelve esperanza e ilusión".

"Gracias por sumar, por construir pluralidad y por demostrar que la responsabilidad es imprescindible para cambiar nuestro país", afirmó Bescansa en Twitter. Bescansa, que este año tiene previsto abandonar el Congreso, dejó de formar parte del círculo de confianza de Iglesias tras aquel Vistalegre II de febrero de 2017, que marcó un antes y un después en la formación morada.

Hasta entonces Errejón, como responsable de la Secretaría Política, había sido un pilar fundamental y director de sus campañas electorales. Quienes le definen como pragmático, brillante analista y estratega le atribuyen la autoría de buen número de los mensajes que llevaron a Podemos a conseguir una gran representación parlamentaria con su recorrido en busca de la centralidad y alejándose de las doctrinas más radicales. Errejón recuperó para la política española conceptos como la patria, la transversalidad, la radicalización de la democracia y esa "competencia virtuosa" que después la dirección ha puesto también práctica en sus nuevas relaciones con el Gobierno de Pedro Sánchez.

Ahora hace bandera de la gestión de los llamados ayuntamientos del cambio con Manuela Carmena como "máximo exponente", y cree que las elecciones municipales y autonómicas de mayo serán claves para que el país siga avanzando.

Su plan para conseguirlo: ser Carmena en la Comunidad de Madrid.