Batería de castillitos, como estar dentro de un cuento

La Batería de Castillitos, en lo alto del Cabo Tiñoso en Cartagena, es todo un descubrimiento

Batería de castillitos, como estar dentro de un cuento

Ana L. Quiroga

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Después de la aventura de llegar por una carretera complicada, nos damos de bruces con una zona amurallada espectacular y que, aunque fue recinto militar y de defensa de la base naval de Cartagena hasta 1997, presenta el aspecto de un castillo como aquellos que veíamos en las viejas películas de Hollywood o en los cuentos infantiles, con los soldados haciendo la ronda o cargando los cañones para defenderse de los piratas.

Angostos pasillos que recorren el interior del recinto y son tan estrechos y oscuros que parecen pasadizos secretos, estancias que nos hablan de las municiones pesadas y peligrosas que albergaron tiempo atrás, otras que fueron para descanso de la guardia, talleres y escaleras, muchas escaleras serpenteantes que nos llevan a distintos puntos del paseo de ronda en cuyo centro permanecen dos enormes cañones hoy inutilizados al igual que unas baterías de costa más pequeñas y que hablan de la importancia de ese espectacular punto defensivo coronado por El Atalayón que albergó las baterías antiaéreas.

Batería de castillitos, como estar dentro de un cuento

Allá arriba, donde apetece quedarse un buen rato a disfrutar del entorno y de las vistas es, además, un buen lugar para ver amanecer con la vista puesta en la Bahía de Cartagena y a la espera de que, el 15 de agosto, aparezca el barco fantasma.

Cuenta la leyenda que allá por el siglo XVII, un aristócrata se enamoró de una joven llamada Leonor, pero ella no aceptó sus proposiciones de matrimonio porque estaba enamorada de un morisco que se hacía pasar por cristiano viejo. Enterado el aristócrata de la falsa identidad del muchacho y movido por los celos, lo denunció y consiguió que lo condenara a muerte. Fátima, una hermana del muchacho muerto, prometió venganza y, para ello, sedujo al aristócrata, lo drogó y lo llevó a una galera para que pasara el resto de su vida recluido en sus bodegas, pero él logró soltarse de sus cadenas y mientras buscaba una salida del barco, se le cayó la antorcha que llevaba en la mano con tan mala suerte que prendió fuego en la bodega en la que se guardaban las municiones y el barco terminó explotando y muriendo todos sus ocupantes. Era el 15 de agosto.

Batería de castillitos, como estar dentro de un cuento

Dicen que, desde entonces, el aristócrata está condenado a deambular eternamente por el mar y que, cada 15 de agosto, en la Bahía de Cartagena, se puede ver un barco que emerge durante unos segundos entre olas que parecen de fuego reflejando el sol.

La entrada a ese lugar tan singular, a la Batería de Castillitos es libre y, quizá por eso, pese a ser un lugar tan singular y haber sido declarado Bien de Interés Cultural en 1997, está tremendamente descuidado.

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