Castillo de Sotomayor, guardián del secreto de Cristóbal Colón

Muy cerca de Redondela y Vigo, está el Castillo de Sotomayor, Soutomaior, una fortaleza imponente y bellísima construida no tanto para ver al enemigo desde lejos sino más para permanecer oculta entre la vegetación, a la mirada de quienes tuvieran deseos de conquistarla.

Desde sus orígenes, allá por el siglo XII hasta ahora, convertida en museo y su jardín en uno de los más bellos de Galicia, con castaños que cuentan 800 años de vida y una maravillosa colección de camelias, sus muros han sido testigos mudos de historias y leyendas.

Por tener, tiene incluso un fantasma llamado “El alemanote”. Cuentan que, tiempo atrás, habitó aquí un alemán que ejercía de maestro del hijo de los señores del castillo. Ese maestro trabajaba en su tiempo libre en lo que él consideraba el “arma definitiva” que ayudaría a los alemanes a ganar la I Guerra Mundial, pero por esos quiebros del destino, en uno de los paseos a caballo que acostumbraba a dar por el entorno, el alemán sufrió una caída mortal y su “arma definitiva” nunca llegó a ver la luz. Dicen que todavía hoy se puede ver su fantasma deambulando por los pasillos y buscando entre los visitantes del castillo a la persona adecuada para confesarle el lugar dónde escondía la fórmula de su invento y pedirle que la destruya.

Sin embargo, lo más fascinante es el secreto que guarda y que demostraría si Pedro Álvarez de Sotomayor, “Pedro Madruga”, caballero defensor de los derechos de Juana La Beltraneja frente a Isabel la Católica, fue la misma persona que el misterioso Cristóbal Colón.

Cuenta la historia que los Reyes Católicos nunca le perdonaron a Madruga su posicionamiento al lado de La Beltraneja y que por eso hicieron lo imposible para relegarlo y poner al frente de sus posesiones a un hermanastro suyo. Sin embargo, Madruga intentó hacerse perdonar y en 1486, después de ser recibido por Isabel y Fernando en Alba de Tormes, se pierde su pista, justo cuando Colón estaba preparando su viaje al Nuevo Mundo.

Solo un escrito de entonces lo da por muerto de manera deliberadamente ambigua, “a la gallega”, diciendo que podía haber fallecido ahorcado o víctima de un ataque de enemigos o, cito textualmente, “de las dos cosas”.

Desde ese momento, Pedro Madruga es un misterio, un fantasma nunca encontrado, a menos que nos fijemos en la teoría que mantienen muchos historiadores según la cual, Pedro Madruga y Cristóbal Colón, eran la misma persona.

Para defender esa teoría, han conseguido documentar la presencia de Pedro Madruga en Portugal en las mismas fechas y lugares que está demostrado que estuvo Colón. Además, existen escritos del puño y letra de Colón utilizando galleguismos propios de Madruga.

Por si fuera poco, hay documentos en el Archivo Nacional de Puerto Rico avalando que “En los años 1508-1510, Ponce de León ordenó a su lugarteniente, Don Cristóbal Colón de Sotomayor, fundar la segunda población de la isla en la región de El Puerto de los Pozos de la Aguada de Colón…. Sotomayor levantó el primer poblado en el 1510 con el nombre de La Villa de Sotomayor”.

Estas, entre otras muchas, son algunas de las razones que, según bastantes expertos, parecen unir a Madruga y Colón en una sola persona y probar que Cristóbal, hijo de Pedro Madruga, sería el considerado tercer hijo de Colón.

Todo un misterio que todavía no está resuelto y del que el Castillo de Sotomayor, nos podría sacar de dudas… si sus muros pudieran hablar.

Mientras tanto, nos conformaremos con recorrer sus estancias convertidas en museo, pasear por sus magníficos jardines a la sombra de sequoias gigantes y castaños casi milenarios y deleitarnos con sus 300 variedades de camelias que, con sus nombres unen a personas tan variopintas como Rosalía de Castro, La Bella Otero o Emilia Pardo Bazán.