San Juan de Gaztelugatxe, puerta del cielo y libro de la tierra

Es un lugar mágico, en el que la tradición transmitida de generación en generación, cuenta que tocar tres veces la campana que hay en su fachada ahuyenta los malos espíritus

San Juan de Gaztelugatxe, puerta del cielo y libro de la tierra. Foto cedida por el ayuntamiento de Bermeo

Ana L. Quiroga

Publicado el - Actualizado

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Cuenta la leyenda que la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, en Bermeo (Vizcaya), es una puerta hacia el cielo y que, por eso, la tradición indica que varios días al año debe permanecer abierta para que las almas en pena puedan, a través de ella, cruzar el umbral hasta más de las estrellas.

En la puerta de la ermita, coronando una sinuosa subida de 241 escalones, nos recibe la huella de un pie humano que, según el decir popular, es la huella dejada por el mismo San Juan Bautista y que tiene poderes milagrosos. Cuentan que, si se coloca un sombrero o una chapela sobre ella y después se pone en la cabeza de una persona que sufre migrañas, el dolor desaparece y, también, que los problemas de los pies se curan al pisar el mismo lugar que habría pisado el santo.

Es un lugar mágico, en el que la tradición transmitida de generación en generación, cuenta que tocar tres veces la campana que hay en su fachada ahuyenta los malos espíritus y trae buena suerte y los pescadores, incluso los que faenan en modernos buques atuneros, todavía hoy, rodean la pequeña península tres veces a babor y otras tres a estribor, antes de salir a faenar para que San Juan Bautista les ayude a volver a casa sanos y salvos.

San Juan de Gaztelugatxe, puerta del cielo y libro de la tierra

Sobre esa roca de más de 60 millones de años, no fueron las arremetidas del Cantábrico el principal enemigo de pequeña, la ermita que guarda en su interior multitud de exvotos de pescadores por los favores recibidos, sino los ataques de piratas, presidiarios y desaprensivos. Ese lugar de culto, que parece tener sus orígenes en el siglo I, fue objeto de la codicia del pirata Francis Drake que, aunque los expertos lo ponen en duda, la tradición popular dice que la saqueó y arrasó; también un grupo de presidiarios franceses la robó y destrozó en su huida siglos atrás. En ambos casos se habla de que los asaltantes asesinaron a los ermitaños arrojándolos desde lo alto y dicen los más viejos de la zona, que, al caer la tarde, entre las sombras formadas por los últimos rayos de sol, acariciando las rocas, se puede ver la silueta de los ermitaños en lo más alto de la ladera.

Más cerca, en el tiempo, la mano destructora de algún desaprensivo, la quemó por completo en 1978, pero el espíritu y la leyenda de la pequeña ermita primitiva sigue vivo en la reconstrucción que ahora vemos.

San Juan de Gaztelugatxe, puerta del cielo y libro de la tierra

Los expertos nos dicen que allí hubo una fortaleza inexpugnable y que en ese lugar se escribieron algunas líneas heroicas de la historia, como la resistencia de Juan Núñez de Lara, Señor de Vizcaya que con un puñado de hombres, se hizo fuerte en este lugar, resistiendo durante un largo mes el asedio al que los sometió el rey Alfonso XI El Justiciero, antes de que la llegada de refuerzos para sumarse a Núñez de Lara, lo hizo salir huyendo.

La ermita, a casi 80 metros sobre el mar, corona la pequeña península, unida a tierra por un espectacular puente por el que se accede a la sinuosa escalera que, además de llevarnos a uno de los lugares más singulares del País Vasco, se ha hecho famosa como Rocadragón, en una de las imágenes más icónicas de Juego de Tronos.

San Juan de Gaztelugatxe, puerta del cielo y libro de la tierra

Es San Juan de Gaztelugatxe, donde la historia, el ancestro y la leyenda van de la mano, con el Cantábrico rugiendo a sus pies mientras hiere la roca para formar cuevas imposibles y esculpe los fósiles prehistóricos hasta convertirlos en auténticas obras de arte de la naturaleza que los expertos catalogan como “el libro de la tierra”, porque ese espectáculo natural que también podemos ver en otros puntos del Geoparque de la Costa Vasca, están compuestas por sedimentos y fósiles de millones de años.

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