El Templo de Debod y el espíritu del faraón

Si estas piedras pudieran hablar, nos aclararían si albergaron la cuna del dios Horus, porque cuenta la leyenda que exactamente donde la diosa Isis dio a luz a Horus

El Templo de Debod y el espíritu del faraón

Ana L. Quiroga

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Si las piedras

l

, en Madrid, pudieran hablar, nos contarían historias increíbles ocurridas

sde que lo construyeron, hace más

2.200 años; nos hablarían

su primera vida en Egipto, en

, en medio

l

sierto, donde hoy la segunda presa

Asuán esconde bajo sus aguas secretos

dioses y humanos.

Si estas piedras pudieran hablar, nos aclararían si albergaron la cuna

l dios Horus, porque cuenta la leyenda que exactamente donde la diosa Isis dio a luz a Horus,

rey Adijalamani, mandó construir este

y que, durante mucho tiempo, fue un concurrido lugar

peregrinación al que los seguidores

la diosa acudían para

jar las ofrendas y solicitar la protección

Isis. También nos sacaría

dudas acerca

si Adijalamani era “sólo” rey o faraón como se muestra en los relieves

l

en los que aparece como tal realizando ofrendas a los dioses.

El Templo de Debod y el espíritu del faraón

Si cada uno

los 1.356 bloques que conforman este

tuvieran voz, nos recordarían que estaban condenados a

saparecer bajo las aguas, hasta que España respondió a la llamada

la UNESCO para su rescate. Eran los comienzos

la década

los sesenta y no abriría sus puertas al público hasta 1972, reconstruido bloque a bloque tras un largo viaje en barco

sde Egipto en

que se perdieron muchas cajas con bloques irrecuperables.

sde entonces, orientado

Este a Oeste, como lo estaba en su lugar original, porque así lo habían

cidido los astrónomos

l antiguo Egipto, para que su eje siguiera

camino

l sol y hasta hace poco, rodeado

un estanque en memoria

l purificador que lo rodeaba en su origen, se recorta contra

horizonte

azules amaneceres madrileños y atardeceres

fuego, en lo alto

la Montaña

Príncipe Pío, donde estuvo

Cuartel

la Montaña

triste y terrible recuerdo, a unos pasos

la icónica Plaza

España y soportando inclemencias, vandalismos y contaminación.

El Templo de Debod y el espíritu del faraón

Cuando yo crucé su puerta por primera vez en septiembre

1975, en su interior lo mismo anidaban palomas, que te encontrabas con una pareja

jóvenes compartiendo su primer beso al abrigo

miradas indiscretas. Entonces, en la penumbra típica

los lugares sin iluminación artificial, era casi imposible

scubrir toda la belleza

l interior. Tuvieron que pasar años hasta que la restauración y una excelente iluminación, nos ha permitido disfrutar

todo

esplendor

los grabados que ofrece esa pequeña maravilla milenaria, nacida en

sierto egipcio.

Hoy, adentrarse en sus salas, es hacer un extraordinario recorrido por su historia, por la grandeza

l Egipto

los faraones, incluso por la

emperadores romanos que

jaron su impronta en sus paredes y por la huella vandálica

quienes, a lo largo

l tiempo,

jaron su firma y la fecha

su visita.

Este lugar fascinante, tiene también su halo

misterio y leyenda, una leyenda que

beremos buscar cuando

atardecer que tiñe

rojos imposibles

horizonte nos encuentre allí. Dicen que es en ese momento, cuando

faraón Adijalamani, reencarnado en un

egante y majestuoso gato negro se pasea por las salas

este

que él construyó en honor a Isis. Otros aseguran que se trata

Amon Ra que, con frecuencia, se

tiene para mirar fijamente a quienes osan invadir ese lugar

culto que le había sido inicialmente

dicado.

Es este

, una pequeña y cautivadora muestra

la grandeza

l antiguo Egipto, pero en

corazón

Madrid.

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