El 23-F, 38 años después
Un día como hoy de 1981 se vivieron las 18 horas más críticas de la imberbe democracia española. Así fue el intento de golpe de Estado
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
23 de febrero de 1981, 18:23 horas. Un pelotón de guardias civiles al mando del teniente coronel Antonio Tejero asalta el Congreso de los Diputados mientras se vota la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo, llamado a suceder a Adolfo Suárez. La imberbe democracia española tiembla mientras los nostálgicos de la dictadura de Franco intentan un golpe de Estado.
“¡Quieto todo el mundo!”, ordena Tejero mientras secuestra a los depositarios de la soberanía popular. Los diputados, al principio desconcertados, se resguardan debajo de sus tribunas ante la orden de tirarse al suelo. Manuel Gutiérrez Mellado, entonces vicepresidente del Gobierno, forcejea con Tejero sin éxito, que descarga su pistola contra el techo del Salón de Plenos. En sus asientos, desafiando al teniente coronel, permanecen inermes Adolfo Suárez, Santiago Carrillo y el propio Gutiérrez Mellado.
Ya a la noche, Jaime Milans del Boch, teniente general de la Tercera Región Militar, despliega los tanques desde el puerto de Valencia hasta el centro de la ciudad. Tras asumir mediante bando todos los poderes, militariza los servicios públicos e implanta el estado de excepción.
En Madrid, tres escuadrones procedentes del acuartelamiento de Retamares ocupan las instalaciones de RTVE en Prado del Rey, que sustituye su programación habitual por marchas militares.
Cerca de la media noche, el general Alfonso Armada entra en el Congreso. Trata de convencer sin éxito a Tejero para proclamarse presidente de un gobierno militar con presencia de líderes políticos, pero el teniente coronel se niega al abogar por una junta estrictamente militar.
A la 1:14 de la madrugada del día 24 de febrero, el Rey Juan Carlos, vestido con uniforme de capitán general de los Ejércitos, da un paso al frente. En un mensaje emitido en RTVE, pero grabado una hora antes en el Palacio de la Zarzuela, se posiciona a favor de la democracia y le ordena a la Junta de jefes del Estado Mayor que tome las medidas necesarias para mantener el orden constitucional.
Fue le principio del fin del golpe de Estado. Aunque Milans del Bosch se rindió, no así Tejero, que se resistió hasta la mañana del 24 de febrero. Pasadas las 10:00, las diputadas secuestradas salieron de la Cámara, mientras Armada sellaba las condiciones de su rendición con Tejero. A las 12:27, las 18 horas más críticas de la recién instaurada democracia habían terminado.