Alfonso Guerra, la 'vuelta' del socialista más crítico

El exdirigente socialista ha saltado de nuevo a la palestra por sus críticas a Sánchez. Durante su trayectoria siempre se distinguió por su estilo duro, directo y cargado de ironía

Una imagen reciente de Alfonso Guerra

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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A vísperas de cumplir los 81 años, Alfonso Guerra sigue haciendo honor a su apellido, a pesar de encontrarse retirado de la vida política. Sin embargo, sus 38 años como diputado y su amplia trayectoria en el PSOE, le convirten en una de las voces autorizadas que, aún a día de hoy, sigue haciendo temblar a más de uno.

Porque si algo ha definido siempre la línea de uno de los máximos responsables de la Constitución de 1978, fue el no tener pelos en la lengua.

Su marcado carácter le llevó a protagonizar noticias y hasta portadas gracias a sus declaraciones en las que no hacía prisioneros, ni siquiera dentro de su propio partido, en el que poco tardó en convertirse en uno de los hombres fuertes, inclsuo desde antes de la llegada de la democracia a España.

Dentro de los socialistas iría creciendo de forma progresiva, primero desde la clandestinidad obligada en los últimos años de franquismo y, posteriormente, en la Transición y en el inicio de la Democracia, escalando desde el cargo de secretario de Información y Prensa del partido en 1975, pasando a ser Secretario de Organización socialista entre 1976 y 1979 y llegando, por último, a la vicesecretaría general del partido, cargo que ocupó de 1979 a 1997.

En aquella época, el tándem formado por Guerra y González aunaba gran parte de la influencia dentro del partido, siendo el primero el que ejercía mayor mano dura contra las voces internas discordantes.

Su llegada al Parlamento

Por ello, durante sus primeros años en el Congreso, Guerra se convirtió en el 'guardaespaldas' y mejor compañero político de Felipe González, con el que lideró la oposición a los gobiernos de Adolfo Suárez. Precisamente contra Suárez lanzaría sus primeros dardos envenenados, haciendo gala de su controversial estilo y siendo la voz más discordante y polémica en contra del castellano-leonés.

En 1979 Guerra llegó a insinuar que dudaba del papel del presidente en caso de una irrupción militar en el Parlamento y solo un año después, cuando el PSOE presentó una moción de censura, afirmó que "Suárez tiene miedo al Parlamento y considera la democracia un mal a soportar".

Declaraciones que levantaron más de una ampolla en una época en la que el PSOE atacaba sin miramientos a UCD y a sus políticas. Parecía que todo valía, y en esas aguas a Guerra se le daba muy bien pescar.

Las elecciones de 1982 demostraron que la estrategia socialista estaba bien encaminada y como prueba de ello el partido arrasó en unas elecciones generales en las que consiguieron una amplia mayoría absoluta, tras la que Guerra fue nombrado Vicepresidente del Gobierno.

Como número dos del Ejecutivo se mantendría durante dos legislaturas íntegras en las que hizo gala de su sarcasmo e ironía, con un estilo que nunca pasó desapercibido dentro de la Cámara.

Alfonso Guerra con Felipe González en 1991

Sus años más polémicos

Poco después del inicio de la que iba a ser su tercera legislatura, y motivado por la fuerte presión política, Alfonso se vio obligado a dimitir en 1991 como vicepresidente del Gobierno, después de varias polémicas que habían manchado su imagen y su credibilidad.

Su dimisión estuvo vinculada, principalmente, con el estallido del conocido 'Caso Guerra', protagonizado por su hermano, al que se acusó y se condenó por delito fiscal, aunque para ser justos, Alfonso ya comenzó a multiplicar sus detractores en el 88.

En aquel año trascendió que había utilizado un avión del ejército español para su uso privado, con el objetivo de librarse de los atascos a su vuelta de sus vacaciones en Portugal.

Pese a todo esto, Guerra no se marchó de la política nacional, en la que aún le quedaría cuerda para rato. Continuó como vicesecretario general socialista hasta 1997 y como diputado en las Cortes hasta 2015, recogiendo su acta tras todas y cada una de las elecciones de la historia de la democracia hasta que decidió decir basta.

Su particular y polémico estilo le acompañó a lo largo de sus casi cuatro décadas al servicio de la política estatal, siendo una de las voces más incómodas incluso para los suyos.

Fue muy criticado por su línea dura y personalista en el seno socialista, en el que además llegó a aglutinar bastante poder, al mismo tiempo que él hizo lo propio con aquellos que no eran de su especial simpatía.

Críticas contra el partido

De esta manera, cargó contra José Luis Rodríguez Zapatero por su defensa al régimen venezolano, al mismo tiempo que lo hizo por la ausencia de voces contrarias en el seno socialista en tanto a esta posición.

Contra Sánchez también ha cargado en más de una ocasión, así como contra el PSOE de los últimos años. Guerra se manifestó contrario a varias medidas del 'sanchismo', como las negociaciones con Bildu, que tachó de "despreciables", o el tandem en el gobierno formado con Podemos, defendiendo que el PSOE debería distanciarse de giros hacia los extremos.

El que fue diputado hasta 2015 afirmó en más de una ocasión que no reconocía a su partido, llegó a hablar de "izquierda boba" y lanzó más de una declaración incendiaria en contra de Sánchez.

Un buen ejemplo fue el recado irónico que le dejó el día de la presentación de su libro, "La España en la que creo", cuando Guerra declaró que "este libro lo he escrito yo", haciendo referencia desde el sarcasmo a los rumores sobre la tesis de Pedro Sánchez y desatando las risas de los asistentes.

Ahora, Guerra ha vuelto a las portadas tras sus críticas al Gobierno de la nación, lo que ha despertado una fuerte oposición desde sectores de la izquierda hacia su figura, afirmando que su tiempo ya pasó.

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