El ciberataque involuntario que estuvo a punto de salvar la vida a Miguel Ángel Blanco

El 10 de julio de 1997, toda España se unió en defensa de Miguel Ángel Blanco, incluso a través de Internet

El ciberataque involuntario que estuvo a punto de salvar la vida a Miguel Ángel Blanco

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Un día como hoy, 12 de julio, pero de 1997, España conoció la triste noticia del asesinato de Miguel por parte de la banda terrorista ETA. El concejal del Partido Popular en Ermua, Guipúzcoa, fue secuestrado por tres miembros de ETA el 10 de julio, malherido el 12 y muere el día 13 de madrugada, de hace 23 años.

El objetivo de los etarras era el acercamiento a cárceles del País Vasco de presos de ETA, pero lo único que lograron fue que la sociedad española se echase a la calle en protesta y defensa de Miguel Ángel Blanco, además de dar los primeros pasos en activismo por Internet.

El ciberataque involuntario que estuvo a punto de salvar la vida a Miguel Ángel Blanco

Internet se convirtió en un medio más de protesta y apoyo, y de forma fortuita, un instrumento que estuvo cerca de evitar el asesinato del concejal del PP. Se crearon páginas web de apoyo, lazos negros en otras muchas, y también mensajes a las webs proetarras. Es esto lo que podemos llamar un ciberataque, ya que mediante software y correos electrónicos masivos enviados a los servidores de estas páginas webs, estuvieron a punto de hacerlas colapsar.

Internet no era algo que estuviese instaurado en la sociedad española en aquellos años. Según los datos de la Asociación para la Investigación en Medios de Comunicación (AIMC), en 1997 menos de un millón de personas utilizaban la red, de una población de 40 millones.

El periodista de la revista iWorld Miguel Ángel Diaz Ferrreira, estudió el caso de Internet y el suceso de Miguel Ángel Blanco, y explica que “lo que ocurrió en internet es que se replicó lo que pasaba en el mundo real”. La gente se movilizó por la vida de Blanco de forma improvisada y sin una organización, en Internet pasó lo mismo.

Los internautas comenzaron a comunicarse por foros y chats, unificando el mensaje que posteriormente se enviaría a esos servidores de webs proetarras. Archive.org aún tiene los datos disponibles para ver las acciones de aquellas páginas en 1997. Algunas webs colocaron lazos negros como páginas de inicio, otras crearon un repositorio de lazos azules con un directorio de webs contra los terroristas. Los canales de chat de Internet Relay Chat (IRC) que destacaban eran #lazo_azul, #ermua, #libertad, #basta_ya o #euskadi. En este último, había conversaciones con ataques y amenazas entre partidarios de ETA y otros internautas.

El ciberataque involuntario que estuvo a punto de salvar la vida a Miguel Ángel Blanco

En los canales de IRC nació la idea de atacar los servidores de las webs etarras por medio de una avalancha de mensajes, lo que se conoce como ‘mail-bombing’. Si una gran cantidad de emails entran en una misma dircción web en muy poco tiempo, el servidor se cae, deja de funcionar. Se difundieron modelos estandarizados de carta para enviar a los administradores de los servidores, pidiendo el cierre de la web y la libertad de Blanco. Junto a estos textos, había listados con direcciones de correo electrónico y números de teléfono de grupos proetarras. Además, se recomendaba un ‘software’ para hacer envíos de correos electrónicos de forma anónima, por si existía el temor a una venganza del entorno de la banda terrorista.

Todo esto se hizo desde el desconocimiento de que podían hacer dejar de funcionar las webs etarras. “Antes, enviando ‘e-mails’, podías llegar a saturar un servidor, porque su potencia era muy limitada”, explica Diez. Muchos internautas criticaron los ataques de masivos con correos porque llevaron a que, sin pretenderlo, cayeran otras webs que nada tenían que ver con el entorno de la banda.

Es más, Díez no recuerda que en España hubiera campañas cibernéticas de este tipo antes del secuestro de Blanco. “Aprendieron que, organizándose, tienen poder”, afirma sobre los internautas. “Es brutal que en España, ya entonces, descubriera la gente esa capacidad de organización que podía llevar a hacerlos convertirse en un ‘lobby’ de presión”, explica.

De acuerdo a su relato, el IGC recibió “cientos de mensajes duplicados”, enviados una y otra vez. También, otros con archivos adjuntos en los que una línea de texto se repetía “miles de veces” o que no podían ser respondidos o rastreados. De esa forma, Internet se msotró como una herramienta más de protesta.

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