¿Cuál es la normativa de las VTC en el resto de Europa?

Analizamos cómo se está viviendo el conflicto de taxis y VTC en otros países como Alemania, Reino Unido o Francia

¿Cuál es la normativa de las VTC en el resto de Europa?

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

6 min lectura

El conflicto entre los taxis y los vehículos VTC está de máxima actualidad en España a raíx de las movilizaciones que se han producido a los largo de la última semana y especialmente en la jornada de hoy en Madrid y Barcelona. Una situación que está resultando en incidentes como el taxista presuntamente arrollado por un conductor de VTC o toda los vehículos de Uber y Cabify atacados o incendiados en la capital y la ciudad condal. Sin embargo, esta no es una confrontación exclusiva de nuestro país, y es que Europa ha vivido toda una serie de enfrentamientos similares.

Estas son las normativas relativas a este conflicto en el ámbito de la UE:

Prohíbe a los VTC circular por las vías públicas o permanecer estacionados para contratar directamente con los clientes y restringe geográficamente la libre prestación del servicio en el territorio nacional.

Estos vehículos tienen un plazo de cuatro años durante el cual podrán continuar prestando servicios en el ámbito urbano. Después, las autorizaciones de ámbito estatal quedarán habilitadas únicamente para prestar servicios interurbanos.

Las comunidades autónomas podrán modificar las condiciones de explotación de las autorizaciones VTC, que podrá afectar a condiciones de precontratación, solicitud de servicios, captación de clientes, recorridos mínimos y máximos o servicios u horarios obligatorios. Todo ello sin perjuicio de las competencias que le puedan corresponder a las distintas entidades locales.

Según datos de septiembre pasado, el número de licencias VTC alcanzaba las 11.200 y Madrid se situaba a la cabeza con 5.277, por delante de Barcelona, con 1.926, y Málaga, con 1.075. El número de licencias de taxi era aproximadamente seis veces más alto que el de VTC.

En la UE no hay una legislación específica aplicable a los pasajeros de transporte por coche, aunque se recomienda a los Estados miembros que regulen estos servicios que cumplan con los límites establecidos en los tratados.

El Ejecutivo comunitario, que apoya los nuevos modelos empresariales de economía colaborativa, establece los principios de proporcionalidad, no discriminación y libertad de establecimiento.

Una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) de diciembre de 2017 permitía a los Estados miembros la prohibición de servicios de transporte como UberPop por considerarlos ilegales.

Pero actualmente estos servicios ya operan con licencias en la mayoría de Europa y la decisión judicial ya no les afecta.

El negocio de las VTC está regulado en Alemania tras una sentencia de la Audiencia Territorial de Fráncfort de 2016, que los equipara en gran medida a los taxis. Todos sus conductores necesitan obtener una licencia de transporte de pasajeros -que certifica su capacitación- y sus empresas precisan una concesión de taxi, cuestión que regulan los estados federados.

Hay unos 56.000 taxis, pero no se dispone de una cifra global de licencias VTC. En Berlín, operan más de 8.000 taxis y al menos 1.000 UberTAXI, una de las tres modalidades del servicio de la multinacional estadounidense en la capital alemana. Desde 2014 operan en Múnich y Berlín plataformas de VTC como Uber y Taxify.

Las plataformas precisan una concesión de taxi, cuestión que regulan los Estados federados, y sus conductores necesitan una licencia de transporte de pasajeros que certifique su capacitación.

La regulación francesa no establece un número limitado de VTC, en comparación con el sector del taxi, que sí depende del número establecido por los ayuntamientos.

Los conductores necesitan aprobar un examen y una serie de controles para recibir un permiso de trabajo.

Sus tasas administrativas se elevan a 200 euros, frente a los más de 100.000 euros que se pagan en el mercado de licencias de taxis.

Los taxistas franceses también han protagonizado numerosas manifestaciones contra estas medidas, por considerar que implican un mayor número de obligaciones.

En Italia, los ayuntamientos otorgan las licencias a los taxistas y VTC, sobre la base de las regulaciones establecidas a nivel regional. Las licencias de los taxistas suelen ser caras y en grandes ciudades como Roma o Milán numerosos propietarios las han revendido, con frecuencia a precios muy altos, cuando han decidido jubilarse o cambiar de trabajo.

En cambio, los conductores de VTC están sujetos a menos reglas y controles, y las licencias que se les piden son más baratas; en algunos casos llegan a costar la mitad. Por eso, los taxistas se quejan de que los VTC incurren en competencia desleal al ofrecer en teoría el mismo servicio pero con una carga de obligaciones mucho menor. 

En los últimos tiempos, los taxistas han protestado para pedir al Gobierno que regule la situación de los VTC y una de sus reivindicaciones es que sea obligatorio por ley que los VTC tengan que regresar a cocheras antes de realizar una nueva carrera.

En el Reino Unido, los taxis tradicionales conviven con los conocidos como "minicabs" ("minitaxis"), que pueden contratarse por teléfono, y con los vehículos de empresas como Uber, que se reservan a través de aplicaciones.

Los coches con licencia privada no pueden ser detenidos en la calle sin contratación previa, como sí tienen permitido los taxis, y están obligados a informar sobre la tarifa aproximada que costará cada viaje, en lugar de utilizar un taxímetro.

En marzo de 2018, en Inglaterra había 73.100 licencias de taxi y 212.300 de Vehículo de Alquiler Privado (PHV, en inglés), estas últimas necesarias para ofrecer servicios de transporte con conductor.

La regulación belga limita el número de licencias en función del potencial de conductores necesarios.

Bruselas está desarrollando una nueva normativa para eliminar progresivamente la venta ilegal de licencias, de modo que los permisos se otorgarán gratuitamente a todos los conductores registrados, si bien su número seguirá limitado.

Cuando entre en vigor la nueva reglamentación, obligará a los conductores de VTC a pasar un examen de taxista, tener mínimo 21 años y 3 de experiencia al volante, así como presentar un certificado de buena conducta.

Uber coopera en Viena con numerosas empresas de VTC, que en total tienen unos 2.000 conductores.

Tras una demanda presentada por una empresa local de taxis, Uber se vio obligada en septiembre pasado a cambiar su procedimiento interno en Viena desde septiembre de 2018.

Este establece que son las empresas de VTC subcontratadas las que dan la orden a sus conductores de Uber para recoger y llevar a un cliente. Al mismo tiempo, Uber aumentó sus tarifas un 25 %, con lo que se acercan más a las del taxi convencional.

Los conductores de Uber son todos empleados de empresas de VTC, deben cobrar el salario mínimo establecido por el convenio colectivo del sector pero, a diferencia de los taxistas, necesitan ningún tipo de habilitación u formación para poder trabajar.

Desde el 1 de noviembre de 2018, la normativa obliga a los conductores de VTC a realizar un curso de formación, limita a un máximo de diez horas diarias su jornada laboral y exige que tengan un contrato de trabajo con el operador.

Sin embargo, la ley no impone ninguna limitación en cuanto al número de vehículos, contrariamente a lo que sucede con los taxis.

Con anterioridad, una sentencia judicial de 2015 había obligado a Uber a suspender su funcionamiento en el país luso, aunque siguió operando después de recurrir la decisión.

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