La dura carta de Rita Maestre, expareja de Íñigo Errejón y dirigente de Más Madrid: "Me siento profundamente engañada"
"Una persona de apariencia normal, un 'buen novio'", dice en alusión al exportavoz de Sumar en el Congreso, "era a la vez un misógino que volvía a casa con normalidad después de agredir a una mujer de 20 años en un hotel"
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La política española está nuevamente en el centro del debate público tras la carta publicada por Rita Maestre, expareja de Íñigo Errejón y actual dirigente de Más Madrid. En este comunicado, Maestre expresa su profunda decepción y desilusión, tras conocer las recientes denuncias de agresiones y comportamientos misóginos atribuidos a Errejón, quien fuera uno de los rostros más visibles de la política progresista en España.
En su carta, Maestre comienza manifestando que, aunque no ha sido cómplice de encubrimientos, se siente "profundamente engañada". Este sentimiento resuena con fuerza en el contexto actual, donde las dinámicas de poder y violencia de género están siendo puestas en cuestión en la esfera pública.
Al referirse a Errejón, Maestre describe la dicotomía de su comportamiento: "una persona de apariencia normal, un 'buen novio'", que, a la vez, es un "misógino que volvía a casa con normalidad después de agredir a una mujer de 20 años en un hotel". Esta afirmación subraya la complejidad de las relaciones personales y el impacto del engaño en la vida de quienes se ven afectados.
Maestre señala que algunos de los comportamientos y episodios de violencia denunciados por las víctimas ocurrieron mientras ella aún estaba en una relación con Errejón. Esta revelación es devastadora, no solo para ella, sino también para quienes han compartido momentos con el exportavoz de Sumar.
"Cómo pudimos cegarnos ante ese nivel de manipulación"
"Es imposible que cada una de las personas que hemos compartido con él parcelas de nuestra vida personal no pensemos cómo pudimos cegarnos ante ese nivel de manipulación", confiesa Maestre, ilustrando la dificultad de identificar comportamientos abusivos en relaciones cercanas.
Al calificar a Errejón como "un manipulador", Maestre señala la gravedad de la situación y la responsabilidad de los individuos que perpetúan una red de agresiones. Su carta no solo aborda el dolor personal, sino que se convierte en un llamado a la reflexión sobre las dinámicas de poder que a menudo permanecen invisibles hasta que estallan en la esfera pública.
Maestre enfatiza su respeto y apoyo a las víctimas de la violencia sexual, instando a todos a acompañarlas en su proceso de sanación. Su mensaje es claro: "Lo importante es erradicar las conductas y agresiones machistas de la política y la sociedad. Sea quien sea el agresor y sea quien sea la víctima". Este enfoque inclusivo y solidario resalta la necesidad de una respuesta colectiva ante la violencia de género, un problema que trasciende las identidades políticas y personales.
Además, Maestre expresa su frustración por la cultura de juicio que rodea a las mujeres que han estado cerca de los agresores. "Estamos hartas de sentirnos juzgadas cuando hemos formado parte del entorno personal del agresor", señala, poniendo de manifiesto una problemática que afecta a muchas mujeres. La estigmatización y la desconfianza que enfrentan las víctimas en sus relatos son barreras que necesitan ser derribadas.
La carta de Maestre culmina en un mensaje de aliento para las mujeres que han sufrido violencia machista y sexual. Les anima a recurrir a las "redes de apoyo feminista para seguir adelante", subrayando que "nada va a poder amordazar esta ola de dignidad". Este llamado a la acción es fundamental en un momento en que la visibilidad de las agresiones y la respuesta social a ellas son más cruciales que nunca.