¿Está España preparada para afrontar una nueva crisis económica?
Todos los datos apuntan a un periodo de desaceleración económica dada la incertidumbre en el panorama internacional
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Es un secreto a voces. Se avecina una nueva crisis económica a nivel mundial, y que los economistas advierten que tendrá varios padres: la guerra comercial entre EEUU y China, la salida del Reino Unido de la Unión Europea, la desaceleración de las economías francesas y alemanas o determinadas acciones impulsadas por la clase política, como declarar la guerra al diésel. En España los primeros síntomas han llegado y, como siempre, el damnificado es el paro, que en agosto aumentó hasta alcanzar los peores datos desde el año 2010 y una caída de cotizantes que no se recordaba desde 2008. A ello se suma el desplome de la contratación indefinida.
El economista y profesor de la Fundación de Estudios Financieros, Miguel Ángel Bernal ha afirmado en COPE.es que estos datos van en consonancia con el frenazo económico que está padeciendo la economía mundial y europea. No obstante, técnicamente aún no se puede hablar de crisis en España, sino de una desaceleración. Habrá que esperar para ello a los datos de la EPA del último trimestre del año en curso (octubre, noviembre y diciembre) y el primer trimestre de 2020 (enero, febrero y marzo).
Sin embargo, todo parece indicar que la intensidad de la crisis será menor a la iniciada en 2007. Preguntado al respecto, el economista apunta que el país está más preparado para afrontarla: “Los bancos están más saneados que hace diez años, con menor deuda de las familias y las empresas. El sistema financiero está mejor que en 2010, 2011 o 2012. Además, tengo la impresión de que la UE es más consciente de que las políticas de recortes y poco gasto no sirven para nada.”
Por otro lado, se ha adelgazado el personal laboral del sector financiero en unos cien mil trabajadores (muchos de ellos prejubilados) y se procedió a la fusión de muchos bancos. A ello se suman algunas circunstancias a nivel internacional, que podría alterar el panorama y aclarar el futuro económico a corto plazo: “El año que viene hay elecciones en EEUU, y Trump tendrá antes o después que sentarse a negociar con China, porque no se puede permitir el lujo de ir a unas elecciones con América en recesión.”
En lo que se refiere a la macroeconomía, las deudas contraídas por las familias se ha ido reduciendo, lo que les permite afrontar mejor una hipotética etapa de vacas flacas, pero la posibilidad de ahorro sigue siendo mínimo, dado al alto porcentaje de contratos precarios.
A nuestro país la crisis iniciada en la década anterior le afectó tanto por el pinchazo de la burbuja del ladrillo. Más de diez años después, el precio de la vivienda no para de crecer, si bien es cierto que los índices de construcción son más bajos. Así las cosas, la caída del sector inmobiliario no impactaría tan fuerte en el PIB. Por último, en el plano laboral, España sigue siendo un país poco competitivo respecto a los países de nuestro entorno, lo que también podría penalizarnos en caso de una contracción de la economía. Motivos por tanto para la calma pero también para la incertidumbre en caso de la llegada de una nueva crisis.