Familia del periodista preso en Polonia: sin contacto con Exteriores en 1 año

La esposa del periodista preso en Polonia Pablo González, Oihana Goiriena, ha denunciado que nadie desde el Ministerio de Asuntos Exteriores de España se haya puesto en contacto con su familia desde que fuera arrestado hace un año.

Goiriena ha intervenido en una jornada organizada por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), el diario Público y la Asociación-Colegio Vasco de Periodistas bajo el título Pablo González: un año preso en Polonia. Periodismo, opacidad institucional, libertad de información en Europa.

Según ha explicado, el cónsul de España en Varsovia nos está ayudando mucho, se ha implicado y está haciendo todo lo que puede, visitando a Pablo una decena de veces en la cárcel, pero la labor consular es básicamente de asistencia burocrática y no puede incidir diplomáticamente todo lo que este caso exige.

Por contra, ha reprochado, con el Ministerio de Asuntos Exteriores de España no hemos tenido ningún contacto.

Nacho Calle, jefe de investigación de Público con el que colaboraba González, ha denunciado que el Gobierno español y la Presidencia del Gobierno Vasco no se han implicado como deberían en este caso y ha pedido que presionen a Polonia para que ponga sobre la mesa las pruebas que puedan justificar la grave acusación de espionaje al periodista, para quien la Fiscalía polaca pide 10 años de prisión.

Hasta ahora las evidencias presentadas en contra del periodista han sido sus tarjetas de crédito de Laboral Kutxa y sus dos pasaportes, respecto a su doble nacionalidad española y rusa, ya que nació en ese país como descendiente de una familia republicana que viajó allí huyendo del régimen de Franco.

También le reprochan haber viajado a Rusia en ocasiones para visitar a su padre que sigue viviendo allí, y haber colaborado con el diario Gara, ha expuesto la esposa de González.

El periodista viajó a Ucrania antes de la invasión, mientras se concentraban las tropas rusas en la frontera, donde fue retenido por la policía ucrania e interrogado durante cuatro horas, como aviso por lo que pudiera publicar, interpretó él.

En esos días, ella recibió la visita en su casa de dos personas que le aseguraron pertenecer al CNI y a la Policía Nacional y, de manera muy amable, le comentaron que le habían estado vigilando y le dieron detalles de la vida de Pablo que ya conocía, como que había viajado a Rusia.

Según la mujer del periodista, este decidió entonces regresar a España, pero días después Rusia inició la invasión de Ucrania y Pablo me dijo: me voy a Polonia a cubrir la crisis de los refugiados, que tengo contrato con La Sexta.

La asociación #FreePabloGonzalez creada por amigos y familiares del periodista, ha adelantado que estudia la posibilidad de convocar una gran manifestación para exigir su puesta en libertad. EFE

sf/em/jlg