Felipe VI: un reinado intenso y sin escándalos
Ha tenido que afrontar a lo largo de estos tres años y 7 meses en la jefatura del Estado la crisis más fuerte y surrealista del independentismo catalán de la España moderna
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Los 41 meses del reinado de Felipe VI han sido de todo menos tranquilos especialmente en el terreno político pero también en el familiar. Un arranque en el trono de España particularmente intenso manejado por él y por su entorno con discreción y prudencia, huyendo de cualquier posible titular indeseado, negativo o escandaloso.
El Rey ha tenido que afrontar a lo largo de estos tres años y 7 meses en la jefatura del Estado la crisis más fuerte y surrealista del independentismo catalán de la España moderna. Además de un año entero sin Gobierno a consecuencia de la fragmentación política en nuestro país. De las dos situaciones ha logrado salir reforzado.
Son cuatro los grandes retos que ha tenido en estos primeros años como Rey.
1.-Felipe VI y su particular 23-F con la crisis en Cataluña
Felipe VI vivió su particular 23-F el pasado 3 de octubre. Dos días después del referéndum ilegal y con la opinión pública internacional desestabilizada ante la actuación policial de aquel domingo de autos, protagonizó un mensaje televisado extraordinario en el que emplazó a los poderes del Estado a acabar con la deslealtad inadmisible de la Generalitat. Siguieron la fuga de empresas y la aplicación del artículo 155 de la Constitución y un respaldo generalizado a sus palabras dentro y fuera de nuestras fronteras.
Pese a ello y tras los resultados de las últimas elecciones autonómicas en Cataluña, los problemas están lejos de estar resueltos. De hecho, el 50 cumpleaños del Rey coincide con la sesión de investidura del nuevo presidente en Cataluña y un panorama incierto. Y la incertidumbre es enemiga de la inversión. Es por ello por lo que el Rey aprovechaba su estreno en el Foro Económico Mundial de Davos en Suiza para lanzar un mensaje. El monarca ha recordado ante jefes de Estado y élites financieras internacionales que la
Constitución no es un mero objeto decorativo y que cumplirla con máximo respeto es la única forma de resolver las disputas políticas que persisten.
Si algo ha dejado claro el Rey -garante de la unidad de España y árbitro del buen funcionamiento de las instituciones- es que tras la exacerbación de la crisis en Cataluña no puede ser igual cumplir la ley que no hacerlo y que la jefatura del Estado está con los primeros.
Y es que Felipe VI es y así se reivindicó el día de su proclamación “el primer Rey Constitucional”.
2.-El bloqueo político, gran momento de cavilación para Felipe VI.
Tras año y medio en el trono, llegó otro problema para la normalidad institucional en forma de bloqueo político. Una situación inédita que paralizó las grandes decisiones durante diez meses y mantuvo al Rey pendiente de cada movimiento y sin prácticamente salir de España. Por primera vez un candidato, Mariano Rajoy, declinaba someterse a la votación para ser presidente y fueron varias las rondas que se sucedieron en Zarzuela y varios los candidatos además de dos elecciones generales hasta la formación de un nuevo Gobierno popular.
Felipe VI fue testigo de más de 300 días de alianzas, rupturas, acercamientos y desplantes y su objetivo en todo momento seguir lo establecido en la Carta Magna, algo que ciertas lagunas existentes no le ponían nada fácil. Para colmar el vacío y tras muchos quebraderos de cabeza, el Rey y su entorno optaron por la prudencia y de nuevo fue una baza ganadora frente a una situación compleja y sin precedentes.
3.-¿Qué hacer con la figura de su padre?
Si Felipe González acuñó la expresión “jarrones chinos” para referirse a los presidentes del Gobierno cuando dejan de serlo no existe un equivalente para un Rey que deja la Jefatura del Estado. La abdicación de Juan Carlos I obligaba a Zarzuela a diseñar el papel que debía desempeñar el padre del Rey: desde cómo llamarle a cuál debía ser su grado de participación en la agenda oficial de la familia real entre otros muchos aspectos.
Y lo decidido, en un primer momento, fue que tanto el Rey Juan Carlos como la Reina Sofía pasaran a un segundo plano para dar un mayor protagonismo a los nuevos Reyes Felipe y Letizia. Algo que se mantuvo durante los dos primeros años de reinado en los que Felipe VI intercambió papeles con su padre al confiarle la representación de España en las tomas de posesión de los líderes latinoamericanos.
Este año y coincidiendo con su 80 cumpleaños, el Rey Juan Carlos y también doña Sofía, que cumple el próximo noviembre, tendrán un mayor protagonismo. Ya quedó patente con su asistencia -por primera vez desde la proclamación de Felipe VI- en la celebración de la Pascua Militar el pasado día 6 de enero de este año. Año en el que se cumplen además los 40 años de la Constitución.
Felipe VI aprovechó para agradecer a su padre “tantos años de servicio leal a España”. Lo hacía meses después de la gran ausencia del Rey Juan Carlos de los actos conmemorativos en el Congreso de los 40 años de las primeras elecciones democráticas en nuestro país. Un error, quizás el único público de estos tres años y medio largos, y sin duda oportunidad perdida para reivindicar lo mejor del reinado de su padre y su histórico papel en la Transición.
4.- Retirada del Ducado de Palma a su hermana.
Días antes de celebrar el primer aniversario de su reinado, Felipe VI anunció la retirada del titulo de Duquesa de Palma a su hermana Cristina entonces inmersa en el caso Noos y ahora absuelta. No así su marido Iñaki Urdangarin. Con esta decisión difícil desde una perspectiva humana y familiar, el Rey daba cumplimiento mejor que con cualquier otro gesto a su promesa de ejemplaridad.
Una decisión sin duda más eficaz para reforzar esa idea que los nuevos códigos de conducta y de regalos. O la imposibilidad de que los miembros de la Familia Real tengan un trabajo al margen de la representación institucional además de las auditorías independientes instauradas tras su proclamación como Rey.