El Gobierno aspira a pasar el 26-A al plan de desescalada

El Gobierno se ha dado margen para la elaboración de su plan definitivo de desescalada, como mínimo, hasta el 26 de abril, fecha del fin de la segunda la prórroga del actual estado de alarma. Diversos escenarios están sobre la mesa, pero, según ha podido saber la Cadena COPE, tres factores son tenidos en cuenta para su adaptación de manera inmediata.

El grupo técnico designado por La Moncloa está pensando, de entrada, en medidas específicas por territorios, toda vez el mapa del virus ha golpeado de manera desigual al país. Madrid y Cataluña representan los principales focos de la pandemia, mientras que Baleares o Murcia cierran la tabla de las comunidades autónomas. De igual manera, las fuentes gubernamentales se ven capaces de anticipar la necesidad de continuar con el aislamiento social para evitar las aglomeraciones. Los eventos multitudinarios mantendrán la persiana echada.

En mente, al mismo tiempo, las franjas de edad. La población de riesgo, particularmente los mayores de 65 años, padecerá más restricciones de movilidad que, por ejemplo, los niños que podrían disfrutar de salidas, siempre acotadas, o al menos en el inicio de la transición, a la calle. En el aire aún, numerosas actividades o la recomendación de un uso generalizado de mascarillas. Todo queda al albur de la situación del momento y de la evidencia científica. Pero la planificación está en marcha en las sentinas del Ejecutivo.

La estrategia de transitar progresivamente a una cierta vida cotidiana vendrá apoyada por el muestreo epidemiológico de la sociedad española al objeto de conocer qué porcentaje real ha logrado superar el coronavirus. Es la información requerida para dibujar la “desescalada”. Así las cosas, y sin ignorar el riesgo de un contraataque de la enfermedad, la cautela se ha convertido en la máxima del Gabinete. “No sabemos para el 26 de abril cómo va a estar el país desde el punto de vista sanitario, que condiciona la vuelta a la normalidad”, advirtió José Luis Ábalos. “Ya lo veremos sobre la marcha”, remató el ministro de Transportes.

A estas alturas, el Ejecutivo ha optado por volcarse únicamente en dar por descontada la extensión del estado de alarma hasta finales de mes. “No vaya a ser que la anticipación de posibilidades, reconocen en privado, lleve a la ciudadanía a bajar la guardia”.