Manadas: Cuando los agresores diluyen su responsabilidad en el grupo
Los agresiones en grupo se han convertido en un desgraciado fenómeno de gran "visibilidad " para la sociedad, la última, según parece, a un joven homosexual en Madrid
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Los agresiones en grupo se han convertido en un desgraciado fenómeno de gran "visibilidad " para la sociedad. En las últimas horas conocíamos que en Madrid la policía buscaba a ocho encapuchados que agredieron a plena luz del día a un chico de 20 años por su condición sexual. Pero quizás, la conocida 'Manada' de los Sanfermines de 2016, cinco jóvenes que violaron a una chica de 18 años, fuera el caso que puso mediáticamente el foco en este tipo de agresiones múltiples. Posteriormente trascenderían más 'manadas', como la de Manresa, Bilbao o Benidorm, con denominador común; que la agresión denunciada habría sido cometida por más de una persona.
Bien es cierto, que las agresiones sexuales en grupo han sido poco estudiadas pese a que parece que se está viendo un incremento en los últimos años. Para Mariló Pérez García, psicóloga del Grupo Laberinto, "cada vez se visibilizan más éstos delitos, lo que no quiere decir que antes no ocurriera, sino que se muestran con más frecuencia", quizás porque "las víctimas denuncien más tras ver que otras personas en su mismo lugar lo han hecho". Sin embargo, en el caso de las violaciones grupales, "se siguen desconociendo los datos reales ya que la vergüenza y la culpa de las víctimas que lo experimentan es todavía mayor que en las violaciones de un solo individuo". También se sabe que "la mayoría de las violaciones en grupo son por parte de hombres jóvenes hacia mujeres, lo que nos lleva a plantearnos la necesidad de mejorar la educación sexual que se está ofreciendo".
COMPORTAMIENTO GREGARIO
En las 'manadas', reconoce a cope.es Pérez García, "se produce el fenómeno de la desindividuación, es decir, los agresores pierden la percepción de individualidad y responsabilidad de sus actos, reduciendo la culpa o la vergüenza".
VULNERABILIDAD DE LA VÍCTIMA
A esto hay que sumarle que se podría haber formado "una identidad con unas creencias que son reforzadas dentro del propio grupo".
Además, en la violencia, destaca la psicóloga "hay una posición de dominancia con respecto a la víctima, que es elegida por su vulnerabilidad dentro de un colectivo (ser mujer, ser menor, ser anciano, ser homosexual, tener una discapacidad física o intelectual, etc.) y por los prejuicios que el grupo mantiene".
Por eso, en su opinión "sería conveniente cultivar desde la educación la diversidad y el respeto por el otro, así como crear campañas de prevención de la violencia dirigida a aquellos grupos de mayor vulnerabilidad".