La oposición, atónita ante las polémicas del recién inaugurado Gobierno
PP, Ciudadanos y Vox piensan que Sánchez va a seguir con su hoja de ruta, aún a costa de desprestigiar a las instituciones
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Doce días después de tomar posesión de sus cargos, el Gobierno ha alimentado ya un número tan elevado de polémicas, que la oposición asiste atónita a todo lo que está ocurriendo. En palabras de Pablo Casado “son tantos los frentes abiertos, que no nos da tiempo ni a responder”.
A saber: designación de Dolores Delgado como ministra de Justicia; polémica del pin parental con frase incluída de Celaá que ha hecho correr ríos de tinta (“los hijos no pertenecen a los padres); globo sonda ante la posibilidad de reducir las penas de sedición para favorecer a los políticos presos; caso omiso a las decisiones de la Junta Electoral Central y del Tribunal Supremo y, como corolario, la reunión clandestina de Ábalos con la sancionada vicepresidenta de Venezuela en una sala del aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid.
Y eso, sin contar la polémica con las CCAA por la deuda de dos mil quinientos millones que, sostienen, mantiene el Gobierno con ellas. Los populares llevan días poniendo el grito en el cielo públicamente; pero entre las comunidades gobernadas por el PSOE, solo el presidente castellanomanchego, García Page, ha reprochado al Ejecutivo su actitud, amenazándole incluso con acudir a los tribunales.
Las peticiones de comparecencia tanto de Sánchez como de sus ministros por parte de PP, Vox y Ciudadanos se acumulan, pero el Parlamento todavía no ha comenzado su período de sesiones hábil, no lo hará hasta la segunda semana de febrero, y las comisiones no están constituidas, así que las explicaciones tendrán que esperar.
La oposición tiene la sensación, además, de que esto no son simples problemas de un Gobierno que comienza a andar. Sánchez no va a parar, piensan, va a seguir con su hoja de ruta, aún a costa de desprestigiar a las instituciones. Y para compensarlo, echarán mano del mismo argumento que tantos réditos le ha dado en los últimos tiempos: “el resto son radicales”.