Sánchez ordenó que no hubiera símbolos nacionales en el acto de destrucción de armas de ETA

La apisonadora que se usó para pisar las armas, de color verde caqui militar, fue 'customizada' y se pintó de gris

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Juan Baño

Publicado el - Actualizado

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Ni las víctimas, ni la oposición ni los expresidentes de Gobierno que sí lucharon contra ETA. Pedro Sánchez se quedó solo este jueves con su performance para destruir un arsenal de armas de los terroristas. Moncloa envió, además, la consigna de evitar la presencia de símbolos nacionales. En un acto sin himno nacional ni banderas, el primero que se recuerda en el colegio de Guardias Jóvenes de la Guardia Civil de Valdemoro (Madrid) esa apisonadora de color verde caqui militar y pintada de gris para la ocasión se convirtió en el único símbolo en representación del Estado sobre las armas arrebatadas a ETA.

El presidente del Gobierno, eso sí, habló del valor de los símbolos durante su discurso: "La destrucción de armas incautadas a ETA refuerza la idea de la derrota de la banda terrorista, algo que reclaman las víctimas".

Dos grandes pesas en cada extremo sumaban fuerza a la apisonadora. Fuerza y apoyos que no tuvo Sánchez. Ni un sólo expresidente de la democracia del Gobierno le acompañó. Tampoco una parte del Gobierno. Asociaciones de víctimas se ausentaron. La AVT, sí asistió para que su presidenta Maite Araluce le tuviera oportunidad de recriminarle el acercamiento de presos de ETA al País Vasco. "Esas armas son las mismas que empuñaban los que acerca cada viernes. Esos mismos que no colaboran con la Justicia y no facilitan que se puedan resolver los más de 300 casos sin Justicia", le dijo.

Otra asociación, Dignidad y Justicia, declinó la asistencia al considerar que se trataba de "una maniobra publicitaria" del Ejecutivo de Sánchez para tratar de "tapar el abandono, humillación y traición a los que tiene sometidas a las víctimas del terrorismo". El Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) también había anunciado que no acudiría a un acto que considera "propagandístico", al tiempo que recordó que "más de la mitad de los crímenes de ETA siguen sin resolver".

En un comunicado, Covite sostuvo que la celebración de este tipo de actos "propagandísticos" tienen como objeto ocultar el "rotundo fracaso" del Estado de derecho con las víctimas del terrorismo, especialmente con las de ETA, a "más de la mitad" de las cuales "se les han negado sus derechos a la verdad y a la justicia". "¿Cómo vamos a ir a un acto público en el que se destruyen las armas con las que han asesinado a nuestros familiares? ¿De verdad alguien cree que esto es motivo de celebración?", se preguntaba la presidenta de este colectivo, Consuelo Ordóñez.

"Jamás iríamos a un acto público en el quese destruyen pruebas que han podido servir para esclarecer los asesinatos de nuestros familiares. Nos han asegurado que las armas que se van a destruir ya no tienen valor judicial para futuras investigaciones, pero es lógico que tengamos dudas sobre si servirían para esclarecer alguno de los más de 350 crímenes de ETA que todavía están sin resolver", recalcaba Ordóñez en el comunicado. Recuerda, en este sentido, "las alarmantes cifras de impunidad de los crímenes de ETA", después de que de un total de 362 asesinatos con sentencia "sólo en 24" hayan sido condenados "todos sus responsables: autores materiales, colaboradores necesarios, cómplices y autores intelectuales".

La organización de este acto ha sido impulsada por el Ministerio del Interior y el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, cuyo patronato encabeza el presidente del Gobierno. Un acto para el cual hubo una consigna directa de Moncloa: cero símbolos.

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