El tremendo error con el que puedes arruinar unas simples natillas
Las natillas son una receta deliciosa y que aparentemente no entraña dificultad, aunque si no tienes cuidado puedes amargar este postre
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Hacer natillas es una costumbre en muchos hogares españoles. Se trata de un postre ligero, secillo y delicioso. La receta tampoco es muy complicada así que es muy común y socorrido el acudir a este plato para terminar las comidas. A pesar de su sencillez, es imprescindible que prestes atención a los siguientes consejos, pues existe una serie de errores fatales que pueden acabar por arruinar el postre que con tanto mimo y empeño has preparado.
El truco con la vainilla y el limón en tus natillas
Lo primero es tener clara la lista de ingredientes. Como comentamos, al tratarse de una receta sencilla se tratan de ingredientes que habitualmente tenemos en la cocina o despensa de nuestra casa. De este modo, y teniendo en cuenta que prepararíamos para unas 4 raciones, deberíamos tener listos:
- 500 ml de leche (entera o semidesnatada)
- Canela en rama y canela en polvo
- Una vaina de vainilla
- Piel de limón
- 3 huevos (de los que nos quedaremos con las yemas)
- Una cucharada de maicena
- 70 gramos de azúcar
- Galletas María
Una vez reunido lo esencial, ponemos la leche a hervir a fuego lento. Junto a esta debemos añadir las pieles de limón. Pero, atención y este es uno de lo terribles errores que puede llevarnos al fracaso con nuestras natillas, tan solo debemos poner la piel amarilla, evitando el interior blanco del limón. Esta parte del cítrico puede llegar a amargar de más las natillas y acabará por estropear el dulzor característico del postre.
Además de la piel de limón, a la leche hay que echarle una rama de canela y una vaina de vainilla. Con la vaina de vainilla, el truco para liberar todo el sabor que esta entraña, reside en partirla por la mitad, para que su interior se mezcle bien con la leche y consigamos añadirle todo el sabor de la vainilla. La rama de canela, en realidad se echa al gusto. Como es costumbre, al final se espolvorea un poco de canela en polvo y puede haber quien con eso tenga suficiente y no necesite hervir la leche con canela en esta etapa.
El truco para separar las claras de las yemas
Mientras tenemos en el fuego la leche adquiriendo el sabor de todos los demás ingredientes que le hemos añadido, debemos aprovechar para ponernos con los huevos. Previamente, debemos separar las yemas de las claras. Se trata de una operación que quienes están habituados a cocinar conocen perfectamente, pero que, para los más nuevos pueda resultar algo confusa. La mejor forma es abrir el huevo por la mitad e ir pasando la yema de una mitad de la cáscara a otra, dejando que la clara se caiga sobre el fregadero u otro recipiente. Dejamos un vídeo de la versión mexicana de El Hormiguero en el que explican el proceso.
Una vez que tenemos las yemas separadas, les añadimos el azúcar y la maicena. Esta última ayudará a que la mezcla final coja espesor y contundencia, evitando así que nos queden unas natillas demasiado líquidas. Las mezclamos, a ser posible con unas varillas y las reservamos.
La mezcla final: ojo al espesor de las natillas
Ahora toca mezclarlo todo. Una vez que la leche ha empezado a hervir, con las primeras burbujillas, la retiramos del fuego. Lo suyo es pasar la leche a través de un colador hacia el recipiente en el que se encuentre la mezcla de huevos, azúcar y maicena. Así separaremos las pieles de limón, canela y vainilla de nuestra mezcla. Una vez todo junto, lo removemos bien y lo volvemos a poner en el fuego al mínimo posible.
Toca esperar y remover. Aquí va a depender mucho de nuestro gusto particular. Hay a quien le maravillan las natillas bien líquidas, mientras que otros prefieren que estén un poco espesas. Como decimos, se trata de cuestión de gustos.
Una vez terminado, galletas María y a enfriar
Cuando hayamos alcanzado el punto deseado. Retiramos la mezcla del fuego y la vamos colocando en los recipientes desde los que nos comeremos las natillas. Cuanto más calientes estén, más líquidas tendremos las natillas. Lo apropiado es colocarlas en la nevera con una galleta María y un poco de canela en polvo. De ahí, las podemos colocar en la nevera y dejarlas enfriar, que es como mejor se comen.
Como hemos visto, puede ser muy sencillo hacer unas buenas natillas, pero hay que andar con ojo en los pequeños detalles y errores que podemos cometer y que pueden arruinar uno de los postres más típicos de las cocinas españolas.