Una pista conseguida a través de redes sociales podría esclarecer el crimen de Déborah

Nuevos datos recopilados por la familia podrían ayudar a descubrir quién mató a la joven y creó un falso escenario del crimen en 2002

Déborah Fernández-Cervera, la joven hallada muerta en 2002 cuyo caso sigue sin resolver

David G. Triadó

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Déborah Fernández-Cervera nunca llegó a celebrar su vigésimo segundo cumpleaños. Desapareció dos días antes, el 30 de abril de 2002, caminando de regreso a su casa, en Vigo. Diez jornadas después, una vecina de O Rosal (Pontevedra), a más de 40 kilómetros de distancia, encontró su cuerpo sin vida en una cuneta.

Habían limpiado su cuerpo y la habían dejado desnuda en una zona de escasa iluminación y entre matorrales, donde también encontraron un preservativo, su envoltorio y restos de semen. La escena había sido minuciosamente preparada para intentar despistar a la policía.

Se investigó a un individuo al que apuntaban varios indicios, aunque nunca llegó a estar imputado. El vigilante de un aparcamiento donde dejaba el coche aseguró que el automóvil del sospechoso desprendía mal olor en los días posteriores a la desaparición de Déborah. El sujeto lo justificó arguyendo que se trataba de una caja de langostinos en mal estado que se había dejado en el vehículo.

Rosa Fernández-Cervera, hermana de Déborah, cuenta que hasta cinco equipos de investigación y tres jueces distintos se hicieron cargo del caso. En 2008 entró en escena el comisario Luis Muñoz, al cual Rosa define como su ángel. Él es quien se ocupó de reconstruir ciertos aspectos del caso de los que carecía el sumario pero a partir del 2010 no hubo novedades en la investigación.

“Recabar información cuya veracidad se pueda comprobar diecisiete años después es complicadísimo”

Cuando se resolvió la desaparición de Diana Quer encontrando su cadáver y deteniendo al presunto culpable, Rosa estalla: “Me enciendo como una vela”. Ambas chicas tenían una edad similar, desaparecieron en Galicia e incluso tenían cierto parecido físico. La policía en aquel momento decidió revisar los casos sin resolver de desapariciones de mujeres de características similares en la comunidad autónoma remontándose hasta 2005.

Sin embargo, el caso de Déborah, al haber tenido lugar en 2002, se quedaba fuera del rango. La hermana de la víctima se puso en contacto con asociaciones de desaparecidos para intentar encontrar nuevos indicios que pudiesen llevar al autor del crimen. Empezó moviéndose en solitario, sin conocimiento de su familia, hasta que se hizo con una copia del sumario y lo compartió con su entorno y buscaron asesoramiento legal.

Crearon la plataforma Justicia para Déborah en Facebook donde remarcan la importancia de la participación ciudadana para lograr reabrir el caso y, literalmente, "sacar a un asesino de las calles de Vigo". También abren una recogida de firmas en Change.org solicitando la reapertura judicial de la causa, que ya cuenta con más de 200.000 adhesiones.

A raíz de estas iniciativas en Internet, les empezaron a llegar informaciones de gente que vio, creyó ver o escuchó cosas que serían relevantes para el esclarecimiento del caso. La familia y sus asesores analizaron todo lo que recibieron y, entre esos datos, apareció información que Rosa asegura que les pareció “muy importante” y que les da “buena espina”. Fueron tirando del hilo, reuniéndose con los posibles testigos y contaron con la ayuda del inspector, ahora jubilado, que en su momento llevó el caso. Durante los últimos meses han llegado a dedicar quince horas al día a ello, ya que, según la hermana de la víctima, “recabar información cuya veracidad se pueda comprobar diecisiete años después es complicadísimo”.

“Ahora tenemos una pequeña luz en el camino, veremos si alumbra o no”

En ese momento, la policía se puso en contacto de nuevo con la familia al tener constancia de que contaban con información que podría ser relevante en la investigación de la muerte de Déborah. La familia les trasladó todos los nuevos datos para que los verificase y continuara tirando del hilo.

Entre otros extremos que prefieren no revelar a día de hoy para no perjudicar a la investigación, uno de los datos más relevantes con los que han dado es que la chica habría sido vista en otro punto de la ciudad bastante alejado del lugar donde se creía hasta ahora que había desaparecido.

Quedan tres años para que hayan pasado veinte desde la muerte de la joven, momento en el que prescribirían el delito o delitos atribuibles al responsable de los hechos. Ahora el siguiente paso será que, tras la investigación policial de los nuevos indicios, se presenten ante el juez con el objetivo de lograr que se reabra el caso. Rosa confiesa: “Ahora tenemos una pequeña luz en el camino; veremos si alumbra o no”.

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