El uso de tanquetas frente al sector del metal tensa al Gobierno de coalición
Yolanda Díaz protesta ante el Presidente mientras UP planta cara a Marlaska
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La concertación de las dos patas del Gobierno se examina ante cada crisis. Las protestas del sector del metal en Cádiz han representado un pulso más liderado por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ante el presidente Pedro Sánchez al que en las últimas horas ha elevado su protesta por el despliegue de una tanqueta de las Unidades de Intervención Policial para contener la ira de los trabajadores.
El uso disuasorio del BMR, vehículo blindado de tipo militar, contra los piquetes ha provocado el rechazo de Unidas Podemos sumándose así a costaleros de Sánchez como ERC o Más País. El malestar de los morados evidencia de nuevo la existencia de dos ejecutivos en uno y sitúa en su diana a Fernández Grande-Marlaska por el operativo ordenado ante los disturbios en las calles gaditanas. Suma más de una semana de cortes de carreteras y barricadas con contenedores como consecuencia del paro indefinido de los trabajadores del sector.
El ala socialista del Gobierno ha trasladado que los agentes intentan en todo momento evitar la fuerza. Pero el titular del Interior se ha convertido una vez más en objetivo del fuego amigo. Jaume Asens, presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos, es de tuit fácil y en esta ocasión también ha tomado la delantera: “Sacar a la calle tanquetas frente a una huelga es un error. Le pedimos al ministro que no vuelva a pasar. Esa imagen es una provocación”.
Siguiendo su estela, Enrique Santiago, el secretario de Estado para la Agenda 2030, ha barrido para casa al reclamar al Gobierno del que forma parte “tumbar la reforma laboral para fortalecer la negociación colectiva. Todo lo contrario a mandar tanquetas”. La exigencia de explicaciones al ministro ha llegado tras la intentona de Unidas Podemos de promover desde las Cortes una declaración institucional en apoyo a los trabajadores del metal.
El movimiento era cuanto menos delicado para el PSOE que tiene en sus manos llevar la iniciativa al ser Ejecutivo. Una condición que comparten los podemitas, aunque a menudo lo olviden. Entretanto, desde La Moncloa defienden tener la situación bajo control. Las protestas, insisten, son “sectoriales”, puntuales, fruto de la compleja coyuntura actual, y en ningún caso se está – a sus ojos – ante una desafección generalizada contra el Gobierno.